Los valores morales sustituyen al modelo económico como punto de referencia de la izquierda francesa

Los politólogos afirman que la sociedad francesa se divide en derecha e izquierda. La realidad parece ser bien distinta, según un sondeo que acaba de aparecer en París: el 27% de los franceses no se considera comprendido en ninguna de las dos tendencias clásicas. Es más, la izquierda ha dejado de ser referencia para un modelo económico y se asocia hoy día mayoritariamente con valores morales. El sondeo ha sido publicado por el diario Libération bajo el título genérico ¿Qué significa ser de izquierda? No parece que los franceses lo tengan muy claro.

En cualquier caso, la izquierda n...

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Los politólogos afirman que la sociedad francesa se divide en derecha e izquierda. La realidad parece ser bien distinta, según un sondeo que acaba de aparecer en París: el 27% de los franceses no se considera comprendido en ninguna de las dos tendencias clásicas. Es más, la izquierda ha dejado de ser referencia para un modelo económico y se asocia hoy día mayoritariamente con valores morales. El sondeo ha sido publicado por el diario Libération bajo el título genérico ¿Qué significa ser de izquierda? No parece que los franceses lo tengan muy claro.

En cualquier caso, la izquierda no es la unión de socialistas y comunistas, ya que el 67% cree que se trata de dos concepciones tan distintas que no pertenecen a la misma familia.Tampoco consiste en luchar contra el capitalismo: sólo el 28% acepta esta definición, mientras que el 50% cree que se ajusta más a un deseo de hacer prevalecer valores morales, como la justicia o la generosidad Las dos terceras partes de los que se catalogan a sí mismos como de izquierda se inclinan más por este significado que por el más clásico de "querer construir el socialismo".

No parece tampoco que el ser de izquierda responda a una condición de clase; el 52%. de los comerciantes afirma ser de derechas, pero sólo el 37% de los obreros se reconoce en la etiqueta contraria.

El deseo de no ser catalogado se da más entre los clientes habituales de la izquierda que entre los de derecha. Si se compara este sondeo con otro realizado en 1981, a raíz de la victoria socialista, se descubre que casi un 7% de los antiguos de izquierda prefiere ahora declararse "de ningún lado".

La derecha es más fiel a la definición: incluso ha aumentado un punto.

La decepción parece tener diferentes motivos: el 46%. de los franceses reprocha a la izquierda no ser capaz de dirigir la economía, mientras que el 40% de los clásicos de la izquierda estima que la culpa es atribuible a que sus representantes han olvidado sus ideas en cuanto llegaron al poder. Paradoja curiosa cuando se comprueba que la mayoría cree que son los franceses quienes depositaron demasiadas esperanzas en la llegada de los socialistas al Gobierno, en lugar de reprocharles no haber cumplido sus promesas.

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Hay que renovarse

A la hora de valorar el trabajo realizado por los dirigentes de izquierda, los franceses se muestran casi indiferentes ante las nacionalizaciones (gran cartel propagandístico de socialistas y comunistas) y se entusiasman más ante la jubilación a los 60 años o la defensa de los derechos humanos en otros países.En lo que todo el mundo coincide es en la necesidad de que la izquierda se renueve. Tanto los simpatizantes del partido comunista (60%) como los del partido socialista (63%), o incluso los de la derecha, creen que la izquierda tiene que modernizarse, ponerse al día para reflejar las necesidades de la actual sociedad. Los obreros son casi los más convencidos: el 64% vería con gusto una renovación a fondo.

Perplejidad ante Fabius

Una buena parte de los franceses no quiere definirse como de izquierda o de derecha. Entre ellos podría encontrarse el propio primer ministro, Laurent Fabius, al menos desde el punto de vista de los encuestados.En efecto, el 38% se declara perplejo ante la pregunta de si el primer ministro socialista lleva a cabo una política de izquierda o de derecha. Una última constatación: si los seguidores de la izquierda no ven ya su ideología como "una lucha contra el capitalismo", la derecha ha olvidado también mayoritariamente su acusación de liberticidas. Sólo el 21% de los derechistas acepta ahora ese argumento contra sus oponentes.

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