Juan Pablo II quiere dejar constancia de que la Iglesia atiende preferentemente a los pobres

Juan Pablo II dejará mañana el Vaticano para dirigirse, por sexta vez en sus viajes fuera de Italia, rumbo a América Latina, donde tratará de dejar. constancia de que la Iglesia quiere hacer suyo el concepto de "opción preferencia¡ por los pobres", sostenido por la polémica teología de la Liberación. Tras sus visitas a México, Brasil, Centroamérica, Argentina y Santo Domingo, esta vez viajará a Venezuela, Ecuador, Perú y Trinidad y Tobago.

Este viaje del Papa será largo. Durará en total 12 días, en el transcurso de los cuales visitará las ciudades de Caracas, Maracaibo, Mérida y Ciu...

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Juan Pablo II dejará mañana el Vaticano para dirigirse, por sexta vez en sus viajes fuera de Italia, rumbo a América Latina, donde tratará de dejar. constancia de que la Iglesia quiere hacer suyo el concepto de "opción preferencia¡ por los pobres", sostenido por la polémica teología de la Liberación. Tras sus visitas a México, Brasil, Centroamérica, Argentina y Santo Domingo, esta vez viajará a Venezuela, Ecuador, Perú y Trinidad y Tobago.

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Este viaje del Papa será largo. Durará en total 12 días, en el transcurso de los cuales visitará las ciudades de Caracas, Maracaibo, Mérida y Ciudad Guayana, en Venezuela; las de Quito, Latacunga, Cuenta y Guayaquil, en Ecuador, y las de Lima, Arequipa, Cuzco, Ayacucho, Callao, Piura, Trujillo e Iquitos, en Perú. De Trinidad y Tobago, en el Caribe, el Papa visitará sólo Puerto España.Uno de los escenarios más sugestivos será la misa que celebrará en las ruinas de Sacsayhuamán, de Cuzco, a más de 3.000 metros de altura, en lo que fue la capital del imperio de los incas, considerada por ellos como el centro del mundo. Una de las etapas más peligrosas es la que el Papa hará en Ayacucho, corazón de la dura guerrilla de Sendero Luminoso, que tantos muertos ha causado en todo Perú. Por eso, el Papa no saldrá del aeropuerto, en cuya explanada encontrará a la población.

Esta nueva peregrinación del Papa polaco a América Latina se enmarca en la voluntad de Juan Pablo II de realizar personalmente una especie de misión en el continente que en el año 2.000 contará con la mitad de todos los católicos del mundo.

De hecho, se habla ya de otro viaje, a finales de este año, a Colombia y, probablemente, a Cuba, con ocasión de un sínodo nacional que están preparando los obispos de aquel país. Y en 1986, el Papa tiene intención de acabar su gira por América Latina visitando en un largo viaje los países que aún le quedan por ver.

A la Iglesia le preocupa en este momento el continente latinoamericano, por varios motivos. En primer lugar, por el peligro de un contagio sociopolítico de carácter marxista después de la experiencia de Cuba y de Nicaragua. El temor de que pueda cuajar la llamada teología de la liberación, con su marcado acento de revolución social y de crítica a la clásica doctrina social de la Iglesia. Y por último, la preocupación de que un proceso de secularización pueda acabar descrístianizando el continente más católico del mundo.

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Desde América Latina precisamente, el papa Wojtyla quiere revitalizar un movimiento de evangelización activa y replantear en clave más moderna y actual la doctrina social de la Iglesia, que él ha denominado liberación social. Quiere dejar claro que tanto la Iglesia como su pontificado están dispuestos a adueñarse de lo que ellos consideran la esencia de la combatida teología de liberación -es decir, la opción preferencial por los pobres-, despojándola, sin embargo, de su contenido revolucionario para imprimirle un carácter reformista y gradual en lo social e injertándole la nota sobrenatural de liberación del pecado como elemento primordial de toda liberación católica.

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