Los dos úItimos negocios

Los comerciantes libaneses, con su tradicional sentido de los negocios, han conseguido vender un último producto al Ejército israelí antes de que evacue en los próximos días Sidón, la capital del sur de Líbano, y sus alrededores.Decenas de soldados israelíes han hecho cola estos últimos días ante algunos tenderetes de mercaderes ambulantes que, por la módica cantidad de 100 libras libanesas (1.600 pesetas), les vendían camisetas estampadas con el cedro -el árbol emblema de Líbano- y una inscripción escrita en inglés: "Si me muero, iré al paraíso... Del infierno, vuelvo ahora".

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Los comerciantes libaneses, con su tradicional sentido de los negocios, han conseguido vender un último producto al Ejército israelí antes de que evacue en los próximos días Sidón, la capital del sur de Líbano, y sus alrededores.Decenas de soldados israelíes han hecho cola estos últimos días ante algunos tenderetes de mercaderes ambulantes que, por la módica cantidad de 100 libras libanesas (1.600 pesetas), les vendían camisetas estampadas con el cedro -el árbol emblema de Líbano- y una inscripción escrita en inglés: "Si me muero, iré al paraíso... Del infierno, vuelvo ahora".

Menos éxito han tenido, en cambio, las fuerzas armadas de Israel en sus intentos de vender al precio de coste sus instalaciones no transportables -depósitos de municiones y carburante, ambulatorios médicos, fortificaciones y puestos de observación- a los cascos azules de la ONU, también desplegados en aquella zona. Ante el escaso interés por la compra mostrado por las Naciones Unidas, y para evitar que las edificaciones militares caigan en manos del Ejército libanés o de las milicias confesionales, los artificieros del Tsahal -Ejército de Israel- se disponen ahora a volarlas.

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