CANARIAS

Un Ayuntamiento de Tenerife crea un tributo para tragaperras, con fines moralizantes

El Ayuntamiento de El Sauzal (Tenerife), donde viven alrededor de 6.000 personas, acordó en su último pleno imponer un tributo "con fin no fiscal" a los propietarios de las máquinas tragaperras instaladas en establecimientos de dicho municipio, con el fin de combatir el grave deterioro que se produce en la conducta de jóvenes y mayores con su uso, el cual fomenta la pereza, el despilfarro y el abandono de deberes familiares y sociales, según se expresa en el informe municipal.

Este impuesto, que se eleva a 50.000 pesetas al año por máquina, fue fijado por la corporación de forma uná...

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El Ayuntamiento de El Sauzal (Tenerife), donde viven alrededor de 6.000 personas, acordó en su último pleno imponer un tributo "con fin no fiscal" a los propietarios de las máquinas tragaperras instaladas en establecimientos de dicho municipio, con el fin de combatir el grave deterioro que se produce en la conducta de jóvenes y mayores con su uso, el cual fomenta la pereza, el despilfarro y el abandono de deberes familiares y sociales, según se expresa en el informe municipal.

Este impuesto, que se eleva a 50.000 pesetas al año por máquina, fue fijado por la corporación de forma unánime, según señaló el alcalde, Paulino Rivero, de la Agrupación Tinerfeña Independiente (ATI), quien, sin embargo, cree que con la medida "no se logrará tan fácilmente por desgracia ahuyentar estos aparatos que sólo provocan la ruina de las familias con economías más precarias". Según dijo, el ayuntamiento pretende regular la localización de las máquinas, controlando el acceso, a las mismas, "ya que sólo falta encontrárselas en las farmacias", indicó el alcalde.

En su opinión, se trata de un "desdichado juego", que se convierte en trampa para numerosos trabajadores que comprenden el 80% de los clientes.

El alcalde afirmó que antes de adoptarse dicho acuerdo había recibido la visita de muchas mujeres que se quejaban de la fuerte reducción de los jornales que sus maridos aportaban al sostenimiento de la familia, por culpa del fácil gancho de las máquinas. El impuesto no grava a los propietarios de los locales en los que se instalen los aparatos, sino a los promotores de éstos, cuyos beneficios son tales que, en opinión del alcalde, no optarán por abandonar el municipio a causa del citado tributo. La medida del Ayuntamiento está basada en la ley de régimen local y experimentará una modificación anual, con aumento de la cuantía.

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