El 'caso Flick' y 'La Vanguardia'

La historia de la política ha llevado a la historia del periodismo dos constantes de origen antiquísimo: la de matar al mensajero portador de las malas nuevas y la de desmentir informaciones cuyas consecuencias no se habían previsto al emitirlas. Ambas las ha puesto en práctica el diputado socialdemócrata alemán Peter Struck con referencia a la crónica publicada en estas páginas el pasado viernes, en la que nuestro corresponsal en Bonn comunicaba que "el dinero de Flick le ayudó al PSOE a ganar las elecciones", según declaraciones del señor Struck en Hannover, quien añadió precisiones sobre la...

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La historia de la política ha llevado a la historia del periodismo dos constantes de origen antiquísimo: la de matar al mensajero portador de las malas nuevas y la de desmentir informaciones cuyas consecuencias no se habían previsto al emitirlas. Ambas las ha puesto en práctica el diputado socialdemócrata alemán Peter Struck con referencia a la crónica publicada en estas páginas el pasado viernes, en la que nuestro corresponsal en Bonn comunicaba que "el dinero de Flick le ayudó al PSOE a ganar las elecciones", según declaraciones del señor Struck en Hannover, quien añadió precisiones sobre la cantidad y el procedimiento de entrega, que fue "efectuada personalmente por Hans Juergen Wischneweski a Felipe González para que pudiera financiar la lucha electoral".Al hallar en España la noticia la resonancia natural, el señor Struck ha procedido -quizá por elemental vía de inducción transpirenaica- a cumplir las dos penosas tradiciones aludidas al principio de estas líneas: "en el mejor de los casos, se trata de un malentendido" o "de una manipulación del corresponsal del diario español, usada con motivos partidistas...". En otras palabras, aquí el único que ha actuado rectamente es el diputado alemán, de cuya virginal pureza él es el primer y hasta ahora único propagandista. Pero ocurren varias cosas que precisaremos por orden: en los 100 años largos de su historia, La Vanguardia no ha obtenido su prestigio precisamente por interpretar mal las cosas, al menos mientras fue dueña de su destino, como sucede ahora; los hombres que trabajan para nuestros lectores, entre ellos Valentín Popescu, quien jamás ha tenido que rectificar nada en su sólida vida profesional, lo hacen sobre la base sustancial de una ética periodística intachable.

Recordados tales puntos, remitimos al lector a la crónica de hoy, en la que Popescu pone los puntos sobre las íes: las palabras del señor Struck sobre el destinatario de algunos fondos del hediondo caso Flick fueron pronunciadas ante más de un centenar de personas y aquí viene un detalle tristemente revelador del fondo del asunto: el presunto mentís del locuaz señor Struck sólo se ha dirigido a España.

,5 de noviembre

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