Después del pacto

Estamos a 24 horas del final de una historia llena de misterio que ha mantenido en vilo a los ciudadanos mucho más tiempo del previsto. Si la patronal no vuelve a poner pegas, mañana estamparán su firma al pie del Acuerdo Económico y Social para 1985 y 1986 los representantes del Gobierno, la CEOE y la UGT. Los de CC OO, no compartirán abrazos y sonrisas.Han acabado tres meses de tiras y aflojas que no siempre han sido comprendidos por alguien más que por los propios interlocutores, y que han servido para llegar a un pacto en el que uno de los temas centrales, el grado de flexibilidad del merc...

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Estamos a 24 horas del final de una historia llena de misterio que ha mantenido en vilo a los ciudadanos mucho más tiempo del previsto. Si la patronal no vuelve a poner pegas, mañana estamparán su firma al pie del Acuerdo Económico y Social para 1985 y 1986 los representantes del Gobierno, la CEOE y la UGT. Los de CC OO, no compartirán abrazos y sonrisas.Han acabado tres meses de tiras y aflojas que no siempre han sido comprendidos por alguien más que por los propios interlocutores, y que han servido para llegar a un pacto en el que uno de los temas centrales, el grado de flexibilidad del mercado de trabajo, se soslaya. "Si un problema no tiene solución, se crea una comisión", se decía cuando el general Franco nombraba a unos cuantos expertos para que estudiaran algo que él no quería resolver. ( ... )

Pero una vez las firmas estén estampadas donde tienen que estamparse, ¿qué va a pasar? Ante los dos caminos de negociación que se le abrían desde el principio al Gobierno, la aproximación a la CEOE o a CC OO -la UGT, por razones obvias, no cuenta-, optó claramente por el primero, hasta el extremo de que todo el montaje del AES bien parece un envoltorio para justificar esa negociación con la patronal, aparentemente el objetivo fundamental del Gobierno. A los de Comisiones Obreras se les señaló la puerta desde el principio. Pronto hubo duras críticas contra algunas de sus propuestas, como la jubilación a los 64 años o la jornada laboral de 35 horas, que, curiosamente, figuran como objetivos de la legislatura en el programa con que el PSOE obtuvo 10 millones de votos.

, 8 de octubre

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