Doctores británicos se niegan a dar calmantes a los enfermos desahuciados

, Una de las pioneras del movimiento de hospicios (hospitales para enfermos terminales o desahuciados), Dama Cicely Saunders, denunció ayer la actitud de la mayoría de los médicos británicos, que se niegan a proporcionar a enfermos de cáncer con fuertes dolores los calmantes necesarios.

Según Saunders, directora del hospicio de Saint Christopher, los médicos tienen un ridículo miedo a que sus pacientes se vuelvan morfinómanos. "A nuestros centros llegan personas que están literalmente enloquecidas por el dolor. Los médicos los han reducido a un estado animal", afirma.
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, Una de las pioneras del movimiento de hospicios (hospitales para enfermos terminales o desahuciados), Dama Cicely Saunders, denunció ayer la actitud de la mayoría de los médicos británicos, que se niegan a proporcionar a enfermos de cáncer con fuertes dolores los calmantes necesarios.

Según Saunders, directora del hospicio de Saint Christopher, los médicos tienen un ridículo miedo a que sus pacientes se vuelvan morfinómanos. "A nuestros centros llegan personas que están literalmente enloquecidas por el dolor. Los médicos los han reducido a un estado animal", afirma.

Centros contra el dolor

El Reino Unido es uno de los países europeos en el que el movimiento de hospicios ha tenido más éxito. Se trata de centros especializados que acogen a enfermos desahuciados y en los que se aplica, casi exclusivamente, tratamientos contra el dolor.La corresponsal de EL PAIS visitó recientemente uno de estos centros, el hospicio de Saint Joseph, atendido por monjas católicas. El hospicio no cuenta con unidades de vigilancia intensiva ni con aparatos capaces de prolongar artificialmentela vida. Lo enfermos, que conocen la gravedad de su dolencia, han renunciado prácticamente a cualquier medicamento que no sean calmantes, y los reciben con suficiente frecuencia como para, permitirles sobrellevar los últimos días o semanas de su vida con dignidad y conciencia.

"Intentamos que los enfermos estén permanentemente atendidos y acompañados, de forma que se distraigan y que no sufran", explica una de las hermanas. El hospicio cuenta prácticamente con una enfermera o ayudante por cada paciente, a fin de proporcionar un trato individualizado y afectivo. El edificio está decorado con colores claros y plantas, y cuenta con salas de esparcimiento común. No huele como un hospital y no posee las instalaciones típicas de un centro sanitario. Los médicos pasan consulta regularmente, pero son las enfermeras (religiosas) las que permanecen continuamente a la cabecera de los pacientes.

Muerte digna, no eutanasia

Las veladas acusaciones de algunos medios de comunicación social de que en estos centros se realiza la eutanasia, indignan a sor Joan, que se explica así: "Por su puesto que aquí no practicamos la eutanasia, lo que hacemos es ayudar a las personas que van a morir a hacerlo dignamente, como seres humanos".La directora del hospicio añade que la medicina contra el dolor ha avanzado enormemente en los últimos años y que hoy día existen drogas capaces de proporcionar un alivio duradero y que no aceleran en absoluto el desarrollo de la enfermedad. "Lo importante es saber cómo dosificarlas y cómo mezclarlas".

La misma opinión mantiene Cicely Saunders: "No hace falta matar al paciente para acabar con el dolor" explicó ante la Asociación de Médicos Británicos, "las tres cuartas partes de los pacientes de Saint Christopher ven aliviados sus dolores con una dosis de 20 miligramos de morfina administrados cada cuatro horas.

El tratamiento es perfectamente tolerado. Sin embargo, muchos médicos se niegan a administrar morfina con esa frecuencia por temor a crear adicción. Los hospicios", asegura Saunders, "no están pensados para la muerte, sino para mejorar la vida hasta que aquella llegue".

El presidente de la Asociación de Médicos, sir Douglas Black, admitió que el tratamiento del dolor no está suficientemente desarrollado en el Reino Unido, y mantuvo que no hay razones médicas para administrar poco calmante y tarde, a un enfermo que lo necesita.

El Reino Unido cuenta actualmente con 81 centros de este tipo, mantenidos fundamentalmente con donaciones privadas aunque algunos disfrutan ya de un régimen de colaboración con la Seguridad Social. La estancia media de los enfermos es, en el caso del Saint Joseph Hospite, de 27 días.

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