gente

Alvaro Fernández,

de 103 años de edad y párroco de la localidad occidental asturiana de Santiago de Abres, no tiene ningún problema con la dieta. Cuando sólo le faltan tres meses para cumplir los 104, aconseja "sobriedad ante todo" para alcanzar una vida tan longeva como la suya, pero admite que en sus menús diarios no faltan los callos, el picadillo, los huevos con tocino y el potaje, "eso sí, en poca cantidad y nada entre horas", advierte el cura. Don Álvaro, que añora la época de la dictadura de Miguel Primo de Rivera, dice misa diariamente y afirma que "mientras haya necesidad de sacerdotes no abandonaré la...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

de 103 años de edad y párroco de la localidad occidental asturiana de Santiago de Abres, no tiene ningún problema con la dieta. Cuando sólo le faltan tres meses para cumplir los 104, aconseja "sobriedad ante todo" para alcanzar una vida tan longeva como la suya, pero admite que en sus menús diarios no faltan los callos, el picadillo, los huevos con tocino y el potaje, "eso sí, en poca cantidad y nada entre horas", advierte el cura. Don Álvaro, que añora la época de la dictadura de Miguel Primo de Rivera, dice misa diariamente y afirma que "mientras haya necesidad de sacerdotes no abandonaré la nave".

Archivado En