La feria de Majadahonda, lugar de encuentro entre ceramistas y vecinos

Espectáculo visual, lugar de encuentro, punto de intercambio de conocimientos, atracción para los paseantes mañaneros del domingo, el zoco de los artesanos, de Majadahonda, ha cumplido sobradamente todos los objetivos que los propios ceramistas y alfareros tenían en mente cuando, hace dos años, propusieron al ayuntamiento la creación de la feria. Hoy, el deambular un rato entre los puestos de cerámica, bajo la sombra de los soportales, y acabar el periplo tomándose un vermú antes de ir a comer, comienza a ser una costumbre en el pueblo, y ése es también otro de los objetivos perseguidos.
...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Espectáculo visual, lugar de encuentro, punto de intercambio de conocimientos, atracción para los paseantes mañaneros del domingo, el zoco de los artesanos, de Majadahonda, ha cumplido sobradamente todos los objetivos que los propios ceramistas y alfareros tenían en mente cuando, hace dos años, propusieron al ayuntamiento la creación de la feria. Hoy, el deambular un rato entre los puestos de cerámica, bajo la sombra de los soportales, y acabar el periplo tomándose un vermú antes de ir a comer, comienza a ser una costumbre en el pueblo, y ése es también otro de los objetivos perseguidos.

Majadahonda es un pueblo muy especial de la Comunidad de Madrid. Limpio y apacible, tiene la mayor concentración de altos cargos públicos por metro cuadrado -una cincuentena de sus vecinos son ministros, directores generales o secretarios de Estado-, un presupuesto municipal que lo sitúa entre los pueblos más ricos de España, y una población de alto nivel cultural -un informe municipal reveló que el 66% de sus residentes tiene estudios superiores-, y es el lugar de asentamiento de decenas de urbanizaciones lujosas. Una de las mayores preocupaciones municipales ha sido la de crear lazos de comunicación entre las 20.000 personas que viven en las urbanizaciones y las escasas 5.000 del casco antiguo.Como lugar de encuentro, nada mejor que la calle si se saben organizar actividades atrayentes, y dentro de la calle, nada mejor que ta plaza recoleta y con soportales, que cierra por tres de sus lados el edificio del ayuntamiento. Todos los primeros domingos de mes se instala allí una treintena de puestos, en los que varios de los mejores ceramistas españoles, y muchos otros no tan conocidos, exponen sus obras a precios que pueden considerarse asequibles, desde 500 a 7.000 pesetas. Los propios artistas han formado un comité organizador que asegura que cada domingo, Para, redondear el espectáculo que por sí solas constituyen las piezas expuestas, haya actuaciones de grupos musicales o suene la música por los altavoces del ayuntamiento.

En un puesto instalado junto a las escaleras de acceso al edifico municipal se encuentra uno de los padres de la feria, Arcadio Blasco, considerado entre los mejores ceramistas españoles y empeñado desde siempre en revalorizar en la estima social las actividades manuales creativas: "Lo que queremos es que esto sea una especie de zoco, un foco de intercambio, de venta, donde puedas conocer gentes que trabajan en tu mismo oficio, y hemos recuperado el contacto del artesano con el público, para que éste pueda conocer tu obra. No es por el dinero por lo que estamos aquí. Ninguno de nosotros podría vivir con las ventas de un domingo cada mes".

Pasear y aprender

Parecidas opiniones sustenta Amelia Bernal, quien, como Arcadio Blasco, vive y tiene su taller en Majadahonda. "La feria ha sido una idea magnífica. La gente no viene aquí sólo a comprar, sino a dar un paseo, que aprovechan también para informarse de las diferentes técnicas de moldear y esmaltar la arcilla. La afición por las actividades plásticas se va extendiendo, y esto, está claro, lo considero muy positivo". Un matrimonio joven, bien vestido, pregunta a Amelia el precio y el horario para que su hijo acuda a sus clases de cerámica.El público da una vuelta completa a la plaza. Ya tiene un vistazo general a la obras. Pequeñas campesinas con el cántaro en la cabeza, cabezas de caballo que surgen esquinadas de una pared de barro, modelos abstractos esmaltados en rosas suaves, platos. Una segunda vuelta, más detenida, permite fijar las preferencias.

Merodeando por la plaza está el encargado de que cada primer domingo de mes todo esté en orden: Carlos Gómez Gil, veterano en la nueva profesión -en España- de animadores culturales. "El ayuntamiento acogió muy bien la idea de los artistas de crear una feria de los artesanos. Majadahonda es un pueblo en el que, tal vez por el buen nivel cultural de sus vecinos, la gente ha respondido bastante bien a las actividades programadas.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Hasta tal punto es así, que el próximo 16 de septiembre se inaugura una feria de actividades plásticas en general, en la que se expondrán trabajos de orfebrería, metalistería, pintura, textiles, juguetería y grabados".

Archivado En