Tribuna:

Morir del corazón en España

La falta de estudios epidemiológicos, grave limitación para enfermedades cardiovasculares

Dentro de las enfermedades del corazón y los vasos predominan de un modo claro aquellas que afectan a las arterias coronarías, los vasos que llevan sangre al propio corazón. Si bien las coronarías pueden enfermar por muy diversos motivos, de hecho, el motivo fundamental, el de la inmensa mayoría de los casos, es la arteriosclerosis. Este proceso produce depósitos de grasa en la pared de estos vasos, determinando estrechamientos que impiden el palo adecuado de sangre, o incluso obstrucciones que privan de ella a una parte del músculo cardiaco, con la consiguiente alteración en el bombeo de sang...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Dentro de las enfermedades del corazón y los vasos predominan de un modo claro aquellas que afectan a las arterias coronarías, los vasos que llevan sangre al propio corazón. Si bien las coronarías pueden enfermar por muy diversos motivos, de hecho, el motivo fundamental, el de la inmensa mayoría de los casos, es la arteriosclerosis. Este proceso produce depósitos de grasa en la pared de estos vasos, determinando estrechamientos que impiden el palo adecuado de sangre, o incluso obstrucciones que privan de ella a una parte del músculo cardiaco, con la consiguiente alteración en el bombeo de sangre, que es la función básica del corazón.La frecuencia con que una enfermedad determinada aparece en un colectivo, en una sociedad o en una nación se analiza mediante unos estudios que se denominan epidemiológicos. En nuestro país se han realizado por parte de diversos grupos análisis de este tipo. Los primeros se llevaron a cabo en Cataluña, concretamente en la localidad de Manresa, por el departamento de epidemiología del hospital de la Santa Cruz y San Pablo. Posteriormente, en el País Vasco, Galicia y Valencia, otros grupos han contribuido al conocimiento de la situación en cada una de estas regiones. Hay que resaltar la complejidad de estos estudios, que exigir un gran esfuerzo, constancia. Pueden realizarse estudiando en un momento dado la frecuencia de la enfermedad en la población, lo que suele denominarse análisis horizontal, o bien escogiendo dentro de ella un pequeño número de sujetos, a los que se sigue a lo largo del tiempo: seguimiento longitudinal. Como se comprende, tanto en un caso como en otro hay que realizar una labor bastante ardua, que exige, como decíamos, gran esfuerzo.

Falta vergonzosa de información

Los esfuerzos hasta la fecha realizados han tenido un carácter disperso, sin una coordinación entre los distintos grupos que trabajan en estudios epidemiolégicos; han sido siempre promovidos por el interés personal de médicos de distintos centros, sin que a nivel administrativo se hayan tenido en cuenta hasta el momento estas actuaciones, o al menos sin que se les haya ayudado suficientemente. Resulta auténticamente vergonzoso que países con un nivel económico y de todo orden inferior al nuestro dispongan de estadísticas e información mucho más completa que la que tenemos en España.La Sociedad Española de Cardiología y sus filiales, las sociedades regionales, se han interesado por estos problemas y tienen una sección y grupos de trabajo sobre hipertensión arterial y epidemiología cardiovascular, pero sus recursos no son suficientes para impulsar adecuadamente este tipo de estudios. Como sucede internacionalmente, aparte de la sociedad profesional, en España existe una Fundación Hispana de Cardiología, con sus fundaciones regionales en Cataluña, en Valencia y en Madrid, que tienen, aquí como en otros lados, la misión de difundir a nivel popular los conocimientos básicos sobre las enfermedades cardiacas, y sobre todo, lo que es más importante, educar a la población en la prevención de las mismas.

Para ello ha iniciado campañas, con el objeto de que se tome conciencia del problema, que se desarrollarán ampliamente en un futuro próximo como semanas del corazón, unas de las cuales tuvo lugar el pasado año en Barcelona.

La arteriosclerosis se estudia desde hace muchos años, pero hasta el momento no se ha logrado determinar de un modo suficientemente preciso cuál es su causa, y, por tanto, estar en condiciones de prevenir su aparición. No obstante, sí se conoce una serie de factores que se sabe de un modo seguro que contribuye a que esta enfermedad se desarrolle: son los llamados factores de riesgo. Este concepto ha sido deducido de los estudios epidemiológicos, pero sin que del mismo pueda establecerse una relación de causa a efecto, aunque tampoco se excluya.

En todos los estudios epidemiológicos se encuentran los mismos factores con los que puede predecirse con bastante seguridad el riesgo de padecer una enfermedad coronaria. Algunos de estos facto res son inmodificables; otros sí pueden ser modificados. La edad el sexo y los antecedentes familiares entran en la categoría de los primeros. La elevación de la colesterina en la sangre, la hipertensión arterial y el uso del tabaco son los factores de riesgo más importantes, y ésos sí pueden modificarse tanto a nivel individual como colectivamente, mediante ciertas actuaciones.

Suma de efectos

Cada uno de estos factores tiene carácter independiente, y por ello sus efectos se suman: el riesgo es mayor cuando coinciden más de uno y cuanto más intenso sea el factor considerado. Así, por ejemplo, aumentos moderados del colesterol y de las cifras de tensión en un fumador significan el mismo riesgo que una elevación importante del colesterol en un hipertenso no fumador o una hipertensión en un fumador con cifras bajas de colesterol. Hoy día existen medios y métodos para expresar en una cifra el riesgo de padecer enfermedad coronaria, lo cual tiene la ventaja de expresar cuantitativamente el riesgo y, además, detectar las personas cuyo riesgo de padecer la enfermedad sea más grande.En otros países se han realizado ya campañas para influir sobre estos factores tanto en grupos concretos como sobre la población general, con resultados muy llamativos sobre la mortalidad por enfermedad coronaria. Así, por ejemplo, en Estados Unidos, entre los años 1968-1976, la mortalidad entre los 35 y los 74 años descendió un 24%, manteniéndose en años sucesivos una disminución anual del 2% desde el año 1976. En el mismo período, la mortalidad por accidentes vasculares cerebrales descendió un 33%. Podría pensarse que estos descensos corresponden a una disminución espontánea de la enfermedad y que no están en relación directa con las actuaciones sobre los factores de riesgo que se han conseguido disminuir.

Todos los estudios y análisis efectuados confirman que la realidad es que la disminución de la mortalidad está relacionada muy directamente con la disminución de la hipertensión en sus formas más graves, la disminución en el hábito de fumar y la reducción del colesterol sanguíneo, factores principales de riesgo, según expusimos antes.

En este sentido, es importante señalar que disminuciones relativamente pequeñas del colesterol inciden de una manera importante sobre la mortalidad. Actualmente no existe la más mínima duda acerca de la eficacia de estas medidas; de ahí el interés que tienen las campañas de educación sanitaria para prevenir la enfermedad cardiaca coronaria.

Como ya dijimos, la Fundación Hispana de Cardiología ha iniciado actividades en este sentido, y en esta ocasión, como en tantas otras, es la iniciativa privada la que se pone en marcha con un fin eminentemente social. Lograr el apoyo de la Administración y de toda nuestra sociedad es el objetivo que nuestra fundación se ha propuesto para servir al fin fundamental: mejorar la salud de los españoles. Al menos en lo que a enfermedades cardiovasculares se refiere.

El doctor José Calderón Montero es vicepresidente de la Fundación Hispana de Cardiología.

Archivado En