Las incesantes lluvias aseguran el suministro de agua, pero pueden perjudicar al campo

Las lluvias que se han venido registrando en Madrid durante todo el mes de mayo y primeros días de junio tienen efectos muy diferentes para el conjunto de los habitantes de la región. Mientras que para los vecinos de grandes núcleos urbanos y los ganaderos la lluvia supone la desaparición del fantasma de las restricciones de agua y la abundancia de pastizales, respectivamente, para los agricultores significa, por lo general, un retraso en la recolección de las cosechas, que corren además el serio peligro de disminuir considerablemente.Para los madrileños que residen en la capital y las grandes...

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Las lluvias que se han venido registrando en Madrid durante todo el mes de mayo y primeros días de junio tienen efectos muy diferentes para el conjunto de los habitantes de la región. Mientras que para los vecinos de grandes núcleos urbanos y los ganaderos la lluvia supone la desaparición del fantasma de las restricciones de agua y la abundancia de pastizales, respectivamente, para los agricultores significa, por lo general, un retraso en la recolección de las cosechas, que corren además el serio peligro de disminuir considerablemente.Para los madrileños que residen en la capital y las grandes ciudades del área metropolitana, donde las labores agrícolas son sólo un recuerdo, la lluvia ha aportado tranquilidad en cuanto al suministro de agua potable. Según los datos de que disponía ayer el Canal de Isabel II, el volumen de líquido embalsado a las ocho de la mañana del lunes era de 576 millones de metros cúbicos, más del doble que la cantidad de agua embalsada en la misma fecha del año anterior. Los embalses que surten a Madrid están al 64% de su capacidad, y El Atazar, el mayor de ellos, se encuentra al 40%.

La situación puede empezar a ser peligrosa para los cultivos de hortalizas, cereales y frutales si continúan las bajas temperaturas y la humedad, según afirmó José Luis Vaamonde, director general de Producción y Desarrollo Agrario de la Comunidad de Madrid. Para las hortalizas y frutales, así como para el maíz, el frío supone una reducción en el ritmo de crecimiento y, por tanto, un retraso en la recolección.

La alcachofa, uno de los productos más importantes del sector agrario madrileño, está ya en fase de recolección, y se puede aventurar que la cosecha ha quedado reducida casi a la mitad. En cuanto al trigo y cebada, hay que destacar que el exceso de humedad los hace más vulnerables a las enfermedades parasitarias.

También la vid lleva un retraso de unos 20 días en su ritmo normal de crecimiento.

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