Felipe González propone un consenso político sobre el papel de España en la seguridad occidental

El presidente del Gobierno, Felipe González, subrayó ayer la necesidad de restablecer el consenso entre las fuerzas políticas sobre el papel de España en el esquema de la seguridad occidental que, según él, existía hasta la entrada en la OTAN. En cuanto a las recientes declaraciones del secretario general del sindicato socialista UGT, Nicolás Redondo, en las que afirmaba que su organización haría campaña contraria a la OTAN antes del anunciado referéndum, González se limitó a expresar lacónicamente su "máximo respeto a la Unión General de Trabajadores en su toma de posición".

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El presidente del Gobierno, Felipe González, subrayó ayer la necesidad de restablecer el consenso entre las fuerzas políticas sobre el papel de España en el esquema de la seguridad occidental que, según él, existía hasta la entrada en la OTAN. En cuanto a las recientes declaraciones del secretario general del sindicato socialista UGT, Nicolás Redondo, en las que afirmaba que su organización haría campaña contraria a la OTAN antes del anunciado referéndum, González se limitó a expresar lacónicamente su "máximo respeto a la Unión General de Trabajadores en su toma de posición".

González explicó ayer durante la conferencia de prensa que ofreció en la Moncloa junto a su homólogo italiano, Bettino Craxi, que en España existía un consenso hasta que en 1982 se tomó la "precipitada decisión" de entrar en la OTAN. "El restablecimiento del consenso", añadió, "es la máxima preocupación cuando hablo de la cuota-parte de responsabilidad de España en la seguridad de Occidente"."Esta responsabilidad", dijo a continuación, "había sido admitida por todos a través de la aceptación de las relaciones bilaterales que existían con Estados Unidos". Felipe González afirmó también que para restablecer el consenso roto en 1982 trataba, de "establecer elementos de aproximación entre todas las fuerzas políticas". Este proceso, admitió, llevará tiempo.

Como ejemplo puso el caso italiano. "En Italia", afirmó, "se ha ido produciendo esa línea de consenso", que ha terminado, prosiguió, con la aceptación de la estancia en la OTAN por parte de todas las fuerzas políticas del arco parlamentario, comunistas incluidos.

En la conferencia de prensa con la que se ponía fin a las conversaciones que durante un día han mantenido en Madrid Craxi y su ministro de Exteriores, Giullo Andreotti, el presidente del Consejo de Ministros de Italia reafirmó su esperanza de que España esté en la CEE y en la OTAN "del modo que la propia España decida".

Después de su encuentro con los periodistas, Craxi y Andreotti acudieron al palacio de la Zarzuela, en donde almorzaron con el rey Juan Carlos. Por la mañana, el jefe del Gobierno italiano participó, junto con el ministro de Asuntos Exteriores, Giulio Andreotti, en una sesión conjunta de las comisiones de exteriores del Congreso y del Senado.

Tanto Craxi como Andreotti reiteraron sus conocidas posiciones a favor de la entrada de España en el Mercado Común, y manifestaron desear que la colaboración entre ambos países se imponga en campos, como, el agrícola, en los que pueda ser más intensa la competencia ítalo-española. "No hay que ceder terreno al egoísmo, ni tan siquiera en el terreno de la pesca", dijo Andreotti citando uno de los puntos conflictivos de las negociaciones hispano-comunitarias y despertando una abierta sonrisa de Felipe González.

En lo que respecta a la lucha contra la droga, el presidente del Gobierno español dijo que se encuentran muy avanzados los trabajos para institucionalizar la cooperación entre ambos países en este terreno, que ya dio lugar recientemente a una, reunión en Roma de los ministros de Justicia y Sanidad de Italia y de España. González citó también la buena predisposición del Gobierno italiano en la cooperación antiterrorista.

Antes de la conferencia de prensa, las delegaciones de ambos países celebraron una reunión de casi dos horas en el palacio de la Moncloa.

A las 16.00 horas, Bettino Craxi y Felipe González emprendieron viaje a Paris, en un avión Mystere, para participar en la reunión de la Internacional Socialista.