Entrevista:

Hussein de Jordania: "Puede ser demasiado tarde para una solución en Oriente Próximo

ENVIADO ESPECIAL De todos los dirigentes árabes que no han firmado la paz con Israel, el rey Hussein Bin Talal de Jordania es el único que se atreve a afirmar públicamente que "los laboristas tienen una postura mucho más moderada ( ... ) que el actual Gobierno", y que su probable victoria en las trascendentales elecciones generales de julio "significaría que se ha producido un cambio profundo en la opinión pública israelí, y esto sería un indicio alentador". Sin embargo, insistió en que "puede ser demasiado tarde para llegar a una solución" en Oriente Próximo, y vaticinó que si no se alcanza a...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

ENVIADO ESPECIAL De todos los dirigentes árabes que no han firmado la paz con Israel, el rey Hussein Bin Talal de Jordania es el único que se atreve a afirmar públicamente que "los laboristas tienen una postura mucho más moderada ( ... ) que el actual Gobierno", y que su probable victoria en las trascendentales elecciones generales de julio "significaría que se ha producido un cambio profundo en la opinión pública israelí, y esto sería un indicio alentador". Sin embargo, insistió en que "puede ser demasiado tarde para llegar a una solución" en Oriente Próximo, y vaticinó que si no se alcanza a tiempo "vamos al desastre", durante la entrevista que concedió en su palacio de Diwan a un grupo muy reducido de periodistas, entre ellos el enviado especial de EL PAÍS.

Más información

El monarca hachemita, que a sus 48 años lleva 32 en el poder -todo un récord de estabilidad en un Oriente Próximo convulsionado-, no es excesivamente optimista sobre las posibilidades de encontrar una solución pacífica a corto plazo al conflicto árabe-israelí porque a la intransigencia del Estado judío se añade la alianza de Israel con EE UU, que impide a esta superpotencia "jugar un papel de mediador en la zona".Pregunta. Oriente Próximo está pendiente de dos elecciones trascendentales en Israel y Estados Unidos. ¿Qué espera usted si vence el Partido Laborista israelí?

Respuesta. No cabe duda de que van a ocurrir algunas cosas interesantes, con repercusiones en la región. Seguimos el proceso electoral israelí con más interés que de costumbre, y hemos observado que los laboristas tienen una postura más moderada y flexible que el actual Gobierno del Likud, que afirma y reitera que la tierra ocupada le pertenece. ¿Qué podemos entonces negociar con ellos? Si los laboristas ganan, esto significaría que se ha producido un cambio en la opinión pública israelí, y esto puede ser un indicio alentador. Aunque no hay que olvidar, por otra parte, que los laboristas han estado ininterrumpidamente en el Gobierno de Israel hasta la llegada del Likud al poder. El Gobierno estaba en sus manos hasta y durante la guerra de 1967 y también cuando el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó las resoluciones 242 (que prevé la retirada israelí de los territorios adquiridos por la fuerza) y la 338, cuyo contenido han sido desgraciadamente incapaces de poner en práctica.

P. ¿Mantiene usted sus manifestaciones formuladas a mediados de marzo contra la política en Oriente Próximo de la Administración Reagan que tanto entristecieron a la Casa Blanca?

R. Hemos dicho claramente a nuestros amigos norteamericanos que no podemos considerarlos como mediadores en el conflicto árabe-israelí porque son aliados de Israel. Ahora han concluido incluso una alianza estratégica con Israel. La potencia militar israelí es, obviamente, el fruto de la ayuda norteamericana, a la que se añade el perfeccionamiento por los laboristas de las armas estadounidenses. La creación de asentamientos de población israelí en los territorios ocupados sólo es posible gracias a la generosidad de Washington con Tel Aviv, que potencia así el colonialismo que el mundo rechaza desde la Segunda Guerra Mundial. No se puede, como lo hace EE UU, pretender interesarse por la paz y tolerar, a la vez, la extensión de estos asentamientos ilegales. Si no llegamos pronto a una solución, el fracaso se hará a expensas de la credibilidad de esa superpotencia. Deseo, no obstante, precisar que los comentarios que hice en marzo no están dirigidos ni contra EE UU ni contra su presidente, sino que constituían un intento de provocar allí un debate sobre la influencia del lobby judío, sobre el peso de Israel. Podemos aún, sin embargo, cooperar con Washington como ya lo hicimos, por ejemplo, en noviembre de 1967 para elaborar la resolución 242. Esto no quita para que esté muy descontento por algunos aspectos de la campaña electoral en EE UU.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

P. Pero si EE UU está aliado con Israel, también la URSS se ha colocado al lado de Siria. ¿Cómo son sus relaciones con el régimen de Damasco?

R. Cada una de las superpotencias respalda a un beligerante en la región y esta polarización supone una amenaza para nuestra identidad y nuestra libertad y constituye un peligro para la paz mundial. Tenemos tres divergencias con Siria. La primera es la guerra entre Irán e Irak. En conformidad con la carta de la Liga Árabe y con el pacto de defensa mutua que concluimos con Bagdad, nosotros estamos al lado de Irak. Líbano es nuesro segundo punto de discrepancia, pero puede que empiece ahora a atenuarse. Después de todo, nosotros respaldamos a Siria cuando intervino allí por primera vez en 1976, porque creíamos que su presencia militar sería temporal y que conseguiría restablecer la paz. Por último, la cuestión palestina también nos divide. Las autoridades sirias no tienen derecho a,imponer una dirección a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).

Si logramos superar estos desacuerdos, no veo ninguna razón por la cual no podríamos tener mejores relaciones con nuestro vecino. En un pasado aún reciente hemos estado muy cercanos los unos a los otros. En cierta medida, estas buenas relaciones incluso perduran. Hemos, por ejemplo, seguido dialogando con Siria en el marco de instituciones en1as que los dos estamos representados. En caso de apertura de eventuales negociaciones de paz, Siria tiene que estar en primera fila junto con los palestinos y Jordania, pero nuestro protagonismo ha de ser diferente.

P. Ya que ha mencionado la negociación, ¿cómo se puede llegar a ella y sobre qué base negociar?

R. Los israelíes han rechazado todo y en un pasado aún reciente han desechado desde las resoluciones árabes de Fez hasta el plan Reagan. Es más, su respuesta inmediata ha consistido en intensificar la creación de asentamientos. Como representante de la cumbre árabe de Fez, he visitado recientemente las cinco capitales de los cinco países miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y en todas ellas se me ha reiterado que las resoluciones 242 y 338 son las fundamentos de cualquier iniciativa tendente a restablecer la paz. Esto me ha incitado a un cierto optimismo. A lo largo de los años Israel ha conseguido, sin embargo, dar la impresión que la solución al problema consistía en negociar la 242. Pero quiero dejar muy claro que la 242 formula un principio: la inadmisibilidad de la adquisición de territorios por la fuerza. Esto no es negociable, no podrá ser negociado jamás. Lo único que podemos negociar son sus modalidades de aplicación.

P. Pero la desunión de los países árabes, ¿no incita a la negociación?

R. Tengo el sentimiento de que las divisiones interárabes no son nada más que el producto de la desesperanza, de la ausencia de perspectivas de paz. La falta de progresos ha hecho surgir divergencias entre aquellos que dicen hagamos un último esfuerzo, y otros que sostienen que ya basta. Hago todo lo posible por modificar esta situación. En 1967 Egipto y Jordania se apresuraron en aceptar la 242 y siete años después Siria aprobó la, 338, que incluye la 242. Estamos, por tanto, listos para negociar.

P. Usted reanudó las conversaciones, rotas durante 10 meses con el líder de la OLP, Yasir Arafat, para una estrategia negociadora común. ¿Con qué resultados?

R. Por ahora intentamos definir de la manera más clara posible nuestra visión conjunta del porvenir. Palestinos y jordanos tenemos un mismo destino y hacemos frente a una misma amenaza. La cuestión de la confederación jordano-palestina ha sido debatida, pero hasta ahora no se perfila con precisión porque no hemos abordado los temas sustanciales. La clave consiste en encontrar una fórmula que garantice a la vez la identidad de los jordanos y de los palestinos. Preveo dos unidades que dispondrían cada una de su parlamento y su Gobierno autónomo, pero cuyo Gobierno común se encargaría de la defensa y de la política exterior. En mi opinión, los palestinos están apegados a una entidad palestina.

P. ¿Dónde piensa usted adquirir armas para su ejército tras la negativa de EE UU para venderle misiles tierra-aire Stinger?

R. Cuando nuestras necesidades legítimas de defensa no son satisfechas nos hacemos algunas preguntas. Vetando estas ventas ha querido Israel simplemente demostrarnos su influencia en EE UU. ¿O no encubre la decisión israelí alguna iniciativa más peligrosa para nuestra seguridad? La modernización de nuestro arsenal militar es muy urgente. Haremos todo lo posible para encontrar todo el material, que necesitamos. Nuestra política consiste, en la medida de lo posible, en diversificar nuestras compras de armas. Ahora consideramos la opción europea en su conjunto, e incluso tomamos también en consideración a la URSS y a China como posibles proveedores de armas que, una vez que estén en nuestras manos, serán sólo jordanas.P. ¿Podrán Irán e Irak concluir la paz a corto plazo?

R. Si se trata de resolver un conflicto fronterizo, es fácil encontrar una solución basándose en los hechos históricos. Irak ha contestado positivamente y con valentía a todas las propuestas de paz, cualquiera que sea su origen. Nosotros hemos apoyado a Irak porque seguimos desde hace muchos años la evolución de las relaciones entre los árabes e Irán. Puede que el designio de Irán consista en cavar un abismo entre sunitas y chiitas. Si lo consigue se produciría un desastre inaceptable. Si Irak estalla o se rompe, esto supondría un desastre para todos nosotros mucho mayor aún que el de Líbano.

P. ¿Por qué ha reactivado El parlamento jordano, que durante 17 años no se reunió?

R. El período de inactividad del Parlamento, por razones independientes de nuestra voluntad, fue para nosotros muy triste. El pueblo y nosotros estamos orgullosos de nuestro Parlamento, que es uno de los más antiguos de toda la región. Cuando, tras la obtención de la independencia, fue convocado el primer Parlamento en 1951, quedó muy claro que la asociación de palestinos y jordanos en una, misma institución no privaba a los primeros de su derecho a obtener un Estado definitivo y diferente. Después de la guerra de 1967 y de la cumbre árabe de Rabat de 1974, el papel primordial para la solución del problema fue otorgado a la OLP. Surgió, por tanto, el problema de una doble representación palestina a través de la OLP y del Parlamento. Esto me obligó a suspender nuestra vida parlamentaria para permitir a la OLP afirmarse y tirar para adelante. Ahora las relaciones entre palestinos y jordanos son muy sólidas, y pueden incluso mejorar con la reanudación de la actividad parlamentaria. Si no hubiésemos tomado esta decisión, nos arriesgábamos a tener una crisis constitucional.

P. Israel ha creado, con la multiplicación de los asentamientos en los territorios ocupados de Cisjordania y Gaza, una situación casi irreversible. ¿No es demasiado tarde para concluir la paz?

R. Es casi ya demasiado tarde.

P. ¿Qué ocurrirá si no se concluye a tiempo?

R. Un desastre.

Archivado En