Los nicaragüenses mayores de 16 años podrán votar en las elecciones del 4 de noviembre

Los nicaragüenses mayores de 16 años podrán votar en las próximas elecciones tras la reforma introducida a la ley de nacionalidad por el Consejo de Estado, con la única oposición de los representantes del partido conservador y el liberal constitucionalista. La mayoría de edad, a efectos de contraer matrimonio y disponer de bienes, se mantiene a los 21 años.

A falta de un censo nacional que suministre datos seguros, se estima que más de 200.000 nuevos ciudadanos se incorporarán así al futuro registro electoral, lo que supone un caudal de votos cercano al 15%.Los partidos de la derecha se...

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Los nicaragüenses mayores de 16 años podrán votar en las próximas elecciones tras la reforma introducida a la ley de nacionalidad por el Consejo de Estado, con la única oposición de los representantes del partido conservador y el liberal constitucionalista. La mayoría de edad, a efectos de contraer matrimonio y disponer de bienes, se mantiene a los 21 años.

A falta de un censo nacional que suministre datos seguros, se estima que más de 200.000 nuevos ciudadanos se incorporarán así al futuro registro electoral, lo que supone un caudal de votos cercano al 15%.Los partidos de la derecha se han opuesto a esta reforma por entender que se trata de electores fácilmente manipulables por el partido sandinista a través de sus organizaciones juveniles, fuertemente implantadas en el sistema educativo.

El argumento fundamental que los propios jóvenes han utilizado para exigir su derecho al voto en los próximos comicios, con el apoyo no disimulado del Gobierno, es que si tienen edad para participar en la defensa del país, la tienen también para elegir a sus futuros gobernantes. Miles de jóvenes están encuadrados de hecho en los batallones de las milicias que combaten cerca de la frontera hondureña contra las guerrillas antisandinistas.

El adelanto de las elecciones al próximo 4 de noviembre parece haber agudizado esta guerra, ya que la institucionalización de un sistema pluralista en Nicaragua restaría todos sus argumentos a quienes dicen luchar contra un régimen totalitario de ideología marxista.

El ametrallamiento de un guardacostas nicaragüense en el golfo de Fonseca por parte de aviones procedentes del espacio aéreo hondureño ha motivado una enésima protesta formal ante la cancillería de Tegucigalpa. Un portavoz del Ejército sandinista ha reconocido, por otra parte, la muerte de 10 soldados en combates registrados cerca de la localidad de Waspan, en el departamento de Zelaya Norte.

Ante la posibilidad de una fuerte ofensiva insurgente en los próximos días, el Ministerio de Defensa nicaragüense ha movilizado hacia el norte un importante convoy militar, que incluye artillería pesada y tanques T-55 de fabricación soviética.

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Desde junio del año pasado, cuando la muerte de dos periodistas norteamericanos marcó el punto de máxima tensión entre Honduras y Nicaragua, no se había registrado un movimiento de blindados en el valle de Jalapa.

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