La política atlantista gana fuerza dentro del Gobierno

La política de nombramientos seguida en el Ministerio de Defensa y recientes manifestaciones públicas de miembros del Gobierno y altos cargos de la Administración indican que la estrategia del Gabinete que preside Felipe González está encaminada a garantizar la permanencia de España en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) cuando se lleve a cabo el prometido referéndum. Ésta es también la impresión recogida en Bruselas, en distintas fuentes vinculadas a la Alianza Atlántica.

El ministro de Defensa, que ayer señalaba las dificultades prácticas de salir de la OTAN ("u...

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La política de nombramientos seguida en el Ministerio de Defensa y recientes manifestaciones públicas de miembros del Gobierno y altos cargos de la Administración indican que la estrategia del Gabinete que preside Felipe González está encaminada a garantizar la permanencia de España en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) cuando se lleve a cabo el prometido referéndum. Ésta es también la impresión recogida en Bruselas, en distintas fuentes vinculadas a la Alianza Atlántica.

El ministro de Defensa, que ayer señalaba las dificultades prácticas de salir de la OTAN ("una cosa es no haber entrado y otra es salir"), ha puesto en manos de un equipo significadamente atlantista, estrechamente vinculado al jefe del Estado Mayor de la Defensa, Ángel Liberal, el diseño de la política de defensa española, tanto interior como exterior.En contraposición con la política gubernamental, unas 50.000 personas participaron ayer en una marcha contra la OTAN, que se inició en el extrarradio de Madrid y concluyó en Torrejón de Ardoz, donde está instalada una base de utilización conjunta con EE UU.

En Bruselas, sede del cuartel general de la Alianza Atlántica, se excluye, al menos en la actual legislatura, la integración española en el mando militar de la OTAN, aunque nuestro, país ya participa en el comité militar. El abanico de posibilidades es amplio, pero la estrategia que contempla el Gobierno, y que no es mal vista en Bruselas, es no plantear directamente la cuestión de la integración militar, sino dejar abierta la posibilidad, pero dando por sentado el principio de la permanencia española en la organización. El aplazamiento de la integración en el mando militar estaría dirigido tanto al electorado español como a la propia Alianza, que ¡lo tendría que afrontar así el problema de la reestructuración de los mandos atlánticos.

Desde el comienzo de este año, miembros del Gobierno y altos cargos de la Administración se manifiestan en términos alejados de anteriores posiciones socialistas y más acordes con lo que parece ser la nueva orientación de la política sobre la OTAN. El ministro de Asuntos; Exteriores, Fernando Morán, se mostraba el 7 de febrero partidario de mantener víncul:s con la OTAN; su asesor Angel Viñas afirmaba cuatro días antes que la salida de la Alianza entrañaría una pérdida de la capacidad de maniobra internacional de España, a la vez que establecía una estrecha relación entre pertenencia a la OTAN y adhesión a la CEE. Por esos mismos días, el Ministerio de Defensa distribuía un informe del secretario general de Política de Defensa que se refería, en idénticos térrninos a los utilizados ayer por el ministro Serra, "a las grandes dificultades que existen para salir de: la Alianza".

Páginas 13 y 14

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