Reportaje:La batalla por la televisión del futuro

Hasta 1990 no habrá en España satélites de comunicación directa que distribuyan programas a todo el territorio

España no es ajena al debate que existe en los países industrializados sobre los satélites de comunicación directa, que según todos los especialistas es el soporte tecnológico de la televisión del futuro. Dentro de las propias fronteras hay mucha gente interesada en la construcción del satélite, que puede dar una nueva dimensión a los usos comunicativos de este país. Existe la opinión generalizada -la de los empresarios de la electrónica y de muchos ingenieros de telecomunicación- de que la Administración no tiene el menor interés en tomar cartas en el asunto. Sin embargo, el Instituto Naciona...

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España no es ajena al debate que existe en los países industrializados sobre los satélites de comunicación directa, que según todos los especialistas es el soporte tecnológico de la televisión del futuro. Dentro de las propias fronteras hay mucha gente interesada en la construcción del satélite, que puede dar una nueva dimensión a los usos comunicativos de este país. Existe la opinión generalizada -la de los empresarios de la electrónica y de muchos ingenieros de telecomunicación- de que la Administración no tiene el menor interés en tomar cartas en el asunto. Sin embargo, el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) está a punto de concluir un estudio preliminar, encargado por RTVE, sobre la viabilidad de este tipo de tecnología.

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Todos coinciden por ahora en una fecha: antes de 1990 no tendremos satélite español que distribuya directamente programas de televisión a las antenas individuales o comunitarias distribuidas por todo el territorio.Antonio López, ingeniero de Telecomunicación, ex director de TVE y director de Amper, se quejaba recientemente, en un simposio internacional sobre política informativa y de comunicaciones celebrado en Madrid, de que "la situación actual en España es de una insensibilidad notable frente a la posible puesta en marcha de las nuevas tecnologías". En el caso de la televisión directa vía satélite, Antonio López admitía que resuelve sombras técnicas pero crea otras sombras político-administrativas y jurídicas. Por eso concluía: "Los proyectos españoles de satélite y cable parece que están estancados".

Con mucha más fuerza, derivada de los intereses que defiende cualquier colectivo de empresarios, se pronunciaba también recientemente la Asociación Nacional de Industrias Electrónicas (Aniel). La industria electrónica española ha tomado una clara posición por la construcción de un satélite español de comunicaciones, que estaría destinado preferentemente a la televisión, y ha instado al Gobierno para que adopte decisiones urgentes en materia de comunicaciones y no sólo en lo que concierne al satélite. Los empresarios hicieron este llamamiento en un debate sobre La industria española ante las comunicaciones vía satélite. Por otra parte, han enviado al ministro de Transportes, Turismo y Telecomunicaciones, Enrique Barón, un telegrama en el que figura la misma petición.

El sector empresarial español que opera con las tecnologías comunicativas más avanzadas se une de esta forma a la preocupación de los profesionales de las comunicaciones, partidos y algunos miembros de la propia Administración, quienes durante todo el año pasado -designado por las Naciones Unidas como el Año Mundial de las Comunicaciones- han celebrado reuniones científicas y políticas en las que se ha planteado reiteradamente la necesidad de tomar partido por la llamada "nueva sociedad de la información".

La nueva sociedad de la información

En el caso concreto de las comunicaciones vía satélite, los empresarios consideran fundamental que el Gobierno entienda que nos encontramos ante un tema de gran trascendencia de cara al futuro.

Los industriales del sector de la electrónica estiman que en la actualidad existen técnicos y empresas españolas capaces y con ganas de entrar en la creación de un satélite. "Sólo son necesarias dos cosas: un proyecto y una planificación estratégica elaborada por la Administración para llevarla a cabo. En estos momentos, todavía es posible negociar la participación española en cualquier proyecto en buenas condiciones; más adelante será imposible y sólo estaremos en posición compradora y, por último, tecnológica y comunicativamente dependiente".

Dadas las implicaciones sociales de la comunicación por satélite, los empresarios de la industria electrónica piden al Gobierno que otorgue al tema la consideración de prioritario y estratégico, "evitando que se convierta en un asunto de exclusivo interés de Radiotelevisión Española y otorgándole la dimensión extensa que le corresponde, es decir, a través de un consorcio amplio, como sucede en otros países, y en el que participarían los ministerios de Defensa, Industria y el de Transportes y Comunicaciones, la Compañía Telefónica Nacional, RTVE y Aniel". El futuro o los futuros satélites españoles de telecomunicaciones -que serían destinados esencialmente a televisión, telefonía y transmisión de datos- podrían entrar en funcionamiento, en caso de adoptarse decisiones sobre los mismos, en el plazo de cuatro o seis años, de acuerdo con el ritmo previsto en otros países con proyectos en marcha.

A pesar de que los sistemas regulares de radiodifusión directa por satélite no han entrado en servicio para los particulares, al menos en Europa, su tecnología está prácticamente desarrollada y permite augurar, según estimaciones de los expertos, que cada vez será mayor la demanda para un acceso inmediato a estos servicios de información.

Estudio del INTA

Antes del próximo mes de mayo el INTA entregará a la dirección de RTVE un estudio en el que figuran los problemas específicos del satélite, las posibilidades de construirlo en España o la posible cooperación con otros países, la orientación del proyecto hacia la industria nacional y los problemas de aportaciones técnicas y económicas. Después seguirá una decisión política sobre algunos de estos aspectos.

Los expertos en telecomunicación aseguran a su vez que el tema del satélite está resuelto desde la perspectiva de la comunicación y que se trata, por tanto, más de un problema político, económico o industrial que de otra cosa. Poner dos satélites españoles en órbita -se incluye siempre uno de reserva- costará cerca de 50.000 millones de pesetas. Parte de este coste podría desplazarse hacia la industria nacional y parte hacia el usuario de esas futuras antenas parabólicas. Según algunas estimaciones, el equipo de recepción individual de programas de televisión vía satélite costará cerca de 100.000 pesetas.

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