Relevo en el Kremlin

Con Chernienko se prolonga el sistema de promoción introducido al final del mandato de Breznev

Al elegir secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética a Constantin Chernienko, la nomenklatura de la URSS parece haber optado por la seguridad en el empleo adquirida por los burócratas del partido durante los casi 18 años de la era Breznev. Chernienko carece por completo de experiencia ejecutiva en el aspecto económico y no ha tenido ningún puesto de responsabilidad política regional.

Tampoco conoce el complicado mundo de la política internacional, pero es, en cambio, un experto que sabe todo sobre los pasillos del Comité Central, con los que ha tenido tiempo d...

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Al elegir secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética a Constantin Chernienko, la nomenklatura de la URSS parece haber optado por la seguridad en el empleo adquirida por los burócratas del partido durante los casi 18 años de la era Breznev. Chernienko carece por completo de experiencia ejecutiva en el aspecto económico y no ha tenido ningún puesto de responsabilidad política regional.

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Tampoco conoce el complicado mundo de la política internacional, pero es, en cambio, un experto que sabe todo sobre los pasillos del Comité Central, con los que ha tenido tiempo de familiarizarse a fondo desde que en 1965 fue designado por Leonid Breznev jefe del departamento de Asuntos Generales, que, entre otras cosas, es el que se encarga de realizar las convocatorias y repartir las gabelas entre los altos funcionarios: dachas (casas de campo), coches oficiales, bonos de vacaciones, etcétera.A sus 72 años, el hombre que desde ayer rige la URSS no goza de muy buena salud: la pasada primavera estuvo ausente entre uno y dos meses debido a un resfriado (la misma inocente enfermedad que, en un principio, se le atribuyó a Andropov), aunque en círculos occidentales de Moscú se decía que lo que realmente padecía era una neumonía.

En el mes de junio de 1983, Chernienko reapareció durante el pleno del Comité Central, pronunciando con sus escasas dotes oratorias un discurso en el que apoyaba la disciplina y la vuelta a la ortodoxia como soluciones para los problemas de su país y desmintiendo con su presencia su supuesta caída en desgracia política.

De pelo blanco, cara redonda y gesto hosco, encarna un físico con el que pueden identificarse muchos soviéticos de la calle. Al contrario que su antecesor, Yuri Andropov, Chernienko carece del halo de relativa sofisticación que se atribuyó al hombre que durante 15 años presidió el Comité Estatal de Seguridad (KGB). También en esto parece más cerca de Leonid Breznev, e incluso de Nikita Jruschov, aunque careciendo de los rasgos de espontaniedad en sus gestos que podían llegar a hacer entrañables a estos dos antiguos, dirigentes de la URSS. Al llegar a la secretaría general, Chernienko se encuentra, posiblemente, con que muchos de sus hombres -aupados en su momento por Breznev- han desaparecido en los cambios introducidos en las jefaturas de distrito del partido durante el breve interregno andropoviano.

La recuperación de los burócratas

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Para valorar si Chernienko es una solución de compromiso o una recuperación de los burócratas breznevianos habrá que esperar al menos un mes para ver si soplan o no los tímidos vientos de cambio que se esperaba que corrieran el próximo mes en las elecciones para la renovación del Soviet Supremo (Parlamento). De momento, ya hay un indicio: ha sido el presidente del Consejo de Ministros de la URSS, Nikolai Tijonov, de 78 años de edad, el hombre que presentó ayer la candidatura de Chernienko al Comité Central. Tijonov no tiene sólo una edad bien significativa, sino que además es un hombre considerado brezneviano.Los círculos kremlinológicos de Moscú barajaban muy seriamente la posibilidad de que Tijonov fuera relevado de su cargo aprovechando las elecciones del Soviet Supremo. El asunto no obedecía tan sólo a una cuestión de clientelismo político: según unas supuestas previsiones andropovianas, el veterano político -que accedió a la jefatura del poder ejecutivo cuando tenía ya más de 74 años- debía de, ser sustituido entonces por un hombre más pragmático y sobre todo más joven.

En cualquier caso, la incógnita residiría en saber si el nuevo líder de la URSS tiene deseos -y sobre todo fuerza- para deshacer la madeja andropoviana.

Sobre la posición política de Constantin Chernienko durante este período subsisten diversas incógnitas: su supuesta caída en desgracia, que se comentó durante su desaparición la pasada primavera, coincidió con rumores que afirmaban que había sido separado de sus responsabilidades como encargado del departamento de Asuntos Generales del Comité Central.

En aquellos mismos días se decía también que se había hecho cargo de las cuestiones ideológicas, que Yuri Andropov hizo suyas durante los últimos meses de la era Breznev -recogiéndolas del guardián de la ortodoxia fallecido, Mijail Suslov-, lo que podía soponer una promoción o una degradación.

En cualquier caso, lo que sí parece seguro es que con Chernienko se prolonga el sistema de escalafón introducido al final de la era Breznev como principal método de promoción.

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