La larga lista de asuntos pendientes con Marruecos

La visita a Marruecos del ministro español de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, debería servir al ministro español para informarse a fondo de los numerosos problemas de las relaciones bilaterales que siguen sin solucionarse. Morán debería, además, conocer in situ la acción de las instituciones españolas en Marruecos. Bien es sabido que históricamente la acción de España en Marruecos ha ido siempre con un enorme retraso con respecto al espíritu de quienes en cada ocasión gobernaban en Madrid. Ello no debe ser un obstáculo para que los Gobiernos intenten solucionar los problemas durante...

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La visita a Marruecos del ministro español de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, debería servir al ministro español para informarse a fondo de los numerosos problemas de las relaciones bilaterales que siguen sin solucionarse. Morán debería, además, conocer in situ la acción de las instituciones españolas en Marruecos. Bien es sabido que históricamente la acción de España en Marruecos ha ido siempre con un enorme retraso con respecto al espíritu de quienes en cada ocasión gobernaban en Madrid. Ello no debe ser un obstáculo para que los Gobiernos intenten solucionar los problemas durante su mandato. He aquí un breve resumen.El acuerdo cultural firmado a finales de 1980, fundamentalmente ante la insistencia de Marruecos, sigue sin ratificarse por el rey Hassan II. Ello incide negativamente en la acción cultural española en Marruecos, y obliga al Estado español a prolongar unos gastos ante la imposibilidad de tomar decisiones.

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El convenio de Seguridad Social, firmado hace ya dos años, es aplicado rigurosamente por España, cuya Seguridad Social paga y extiende sus prestaciones a los marroquíes que trabajan en España, mientras que el Gobierno marroquí elude su responsabilidad recíproca con pretextos burocráticos e infantiles.

Hace siete años que se firmó el convenio sobre las tierras propiedad de españoles nacionalizadas en virtud del Dahir de Marroquización de 1973. España no ha logrado aún que el Estado marroquí pague a los expropiados españoles los nueve millones de dishams (unos 153 millones de pesetas) en que fueron valoradas las 22.000 hectáreas de tierra nacionalizadas. Francia y otros países en casos similares lograron hace años que se pagara a sus ciudadanos. Aquellas tierras fueron valoradas a 517 dirhams la hectárea y en la actualidad valen entre 20.000 y 30.000 dirhams por hectárea.

Sin embargo, el Estado español paga religiosamente las pensiones a unos 1.500 marroquíes que formaban parte durante el protectorado de las tropas auxiliares españolas, pensiones que ha actualizado incluso en proporción superior a la de los pensionistas españoles. Esas pensiones importan 600.000 dirhams al mes. Más aún, el Tesoro español liberó hace poco un crédito de 12 millones de dirhams para pagar las pensiones atrasadas de aquellos ex militares marroquíes que durante el enfrentamiento con España por el Sáhara occidental con España renunciaron al cobro de sus pensiones, pero las reclamaron después.

Dos pleitos

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El Estado español debe hacer frente en la actualidad a dos pleitos promovidos contra él por ciudadanos marroquíes. En 1968, con fondos transferidos desde España, adquirió dos terrenos, uno en Casablanca y otro en Rabal, por un valor total de 110.000 millones de pesetas, para construir dos escuelas. Poco tiempo después se dio cuenta de que las escuelas en cuestión no eran necesarias y decidió vender los terrenos. En ambos casos, dos ciudadanos marroquíes pretenden haber recibido ofertas de venta de la Embajada de España y, por tanto, la han llevado ante los tribunales.

En el caso del terreno de Casablanca, el Estado marroquí ejerció lo que consideraba un derecho preferente de tanteo, pero en verdad ni siquiera esperó, sino que ocupó manu militari el terreno en donde actualmente construye sin otro respaldo legal que la fuerza. Pero no sólo ocupó el terreno, sino que además no lo paga al Estado español, pretextando que un ciudadano marroquí ha interpuesto querella contra España a propósito de él.

En el segundo caso, la querella se debe a que el ciudadano marroquí en cuestión no sólo pretende que se le venda el terreno, sino que España lo haga al precio bajísimo de la primera oferta tentativa. En resumen, dos pleitos para España, 110 millones de pesetas en el aire, unos gastos de letrado y probablemente otros de costes.

Si la solución de los problemas antes citados pasa por la discusión con Marruecos, otros dependen exclusivamente de una decisión del Ministerio de Exteriores. Por ejemplo, España mantiene en Marruecos numerosas escuelas, después de haber cerrado otras, cuya inutilidad, con la excepción de un par de ellas, es manifiesta y reconocida. Ello representa un considerable esfuerzo financiero, que España no está aparentemente en condiciones de efectuar.

En todo caso, sus dificultades económicas se traducen en los sueldos de miseria que paga a unos profesores mal considerados, maltratados por la embajada, y, peor aún, resulta inconcebible en el presente que el Estado español pague ayudas de casa individuales a sus diplomáticos de hasta 130.000 pesetas mensuales y, sin embargo, no encuentra más de 80.000 pesetas al mes para pagar toda una escuela en Rabat, en la cual 20 o 25 niños se hacinan en clases de 12 a 16 metros cuadrados.

España mantiene igualmente dos hospitales, uno en Tánger y otro en Tetuán. El de Tetuán, donde sólo viven 800 españoles, está pésimamente atendido, sin instalaciones, y los médicos, que cobran por trabajar en él, residen la mayor parte del tiempo en Ceuta.

El de Tánger, mejor equipado, ha sido tradicionalmente utilizado por algunos de sus médicos en beneficio propio, en franca competencia desleal con sus colegas marroquíes, y sin pagar impuestos ni a Marruecos ni a España. Desde que el Gobierno marroquí impide a los médicos cobrar por unos servicios que ya les retribuye el Estado español, el hospital está menos atendido y algunos de sus médicos comienzan a residir largas temporadas fuera.

La asociación de españoles residentes en Marruecos, Aderma, ha denunciado esta situación en repetidas ocasiones, pero no ha logrado que nadie se ocupe de remediarla. El carácter clasista de estos dos hospitales es además obvio: en sus documentos internos se precisa que deben dar atención preferente "a los dignatarios del Gobierno marroquí y altos funcionarios marroquíes, y a los miembros destacados de la colonia española".

Enormes gastos

Asimismo, el Instituto Español de Emigración subvenciona unas casas que la inmensa mayoría de la colonia española de Marruecos ignora y rechaza y que no ofrecen otra actividad que el chateo, y las tapas. Los españoles de Marruecos prefirieron y prefieren crear sus propias agrupaciones porque las casas de España les parecían demasiado franquistas. En los últimos tiempos de su mandato, UCD, poco antes de las elecciones de 1982, intentó utilizarlas como trampolín electoral, y a través de la Agregaduría Laboral en Rabat les regaló aparatos de vídeo e incluso estuvo a punto de comprar, con un crédito de 30 millones de pesetas, un edificio en Tánger para que se trasladara a él la Casa de España oficial de esa ciudad.

España posee desde el protectorado los inmuebles Rechshausen, el inmueble Petri, una huerta en el Charf y otras viviendas en la calle de Fez, todas ellas en Tánger, muy antiguas y con unos enormes gastos de mantenimiento que paga el Estado español, convertido así en casero de los ciudadanos marroquíes que las habitan.

En estos momentos de austeridad, el Consulado de Tetuán sigue instalado en la antigua Alta Comisaría de España en Marruecos, un edificio construido en 1860, que tiene una superficie 40 veces superior a la que necesita y que, debido a su vetustez, ocasiona unos enormes gastos de mantenimiento.

En Tánger y Nador ocurre algo parecido con los consulados. Para rehacer el jardín del Consulado de Nador, el Ministerio de Asuntos Exteriores ha aprobado un crédito de dos millones de pesetas y otros dos millones más para reparaciones en el edificio.

Junto a esos dispendios, sin embargo, el personal contratado de los establecimientos españoles acaba de ser informado por el ministerio de que recibirá con retraso sus sueldos de diciembre y enero.

Lo único que funciona bien en Marruecos es la cooperación militar, que ahora más que nunca se lleva a cabo en medio de una gran reserva. España está dando mantenimiento a los aviones marroquíes F-5 de fabricación norteamericana y le vende piezas de recambio de artillería y morteros. Se había hablado incluso de ofrecer mantenimiento en Las Palmas a los Mirage marroquíes destacados en el Sáhara, pero esto último no llegó a concretarse.

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