Tribuna:

Deseos y realidad de la potíca económica

Un país no puede elegir a la vez su tasa de inflación y el comportamiento de su tipo de cambio, dice el autor de este trabajo, que encuentra una contradicción entre la política monetarista del Gobierno y su política fiscal, de clara raigambre keynesiana. Por tanto, acusar a la política monetaria restrictiva de Estados Unidos de los males que afectan a la economía española es pecar de presunción y situar a España en un lugar que no le corresponde.

Las autoridades económicas españolas tienen como objetivo prioritario reducir la tasa de inflación con objeto de crear las condiciones necesar...

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Un país no puede elegir a la vez su tasa de inflación y el comportamiento de su tipo de cambio, dice el autor de este trabajo, que encuentra una contradicción entre la política monetarista del Gobierno y su política fiscal, de clara raigambre keynesiana. Por tanto, acusar a la política monetaria restrictiva de Estados Unidos de los males que afectan a la economía española es pecar de presunción y situar a España en un lugar que no le corresponde.

Las autoridades económicas españolas tienen como objetivo prioritario reducir la tasa de inflación con objeto de crear las condiciones necesarias para aumentar el empleo. Los instrumentos básicos que está empleando son una política monetaria restrictiva y una política salarial concertada basada en tasas de crecimiento salariales según la tasa esperada de inflación e incluso para 1984, por debajo de dicha tasa (al menos para los funcionarios).Los. efectos que se persiguen con la política monetaria restrictiva en nuestro país indican una concepción monetarista de la misma. En efecto, y simplificando mucho, el mecanismo, de transmisión monetarista nos dice que, ante una reducción en la cantidad de dinero, el tipo de interés tenderá a elevarse de forma considerable, dado que la elasticidad de la demanda de dinero al tipo de interés es rígida. A su vez, el consumo y la inversión, al ser elásticos al tipo de interés; disminuirán de forma notable y, por tanto también lo harán la, demanda agregada y la de manda de dinero, tendiendo a restablecerse el equilibrio en el mercado monetario.El efecto final perseguido será reducir los precios. Ciertamente estudios empíricos muestran la existencia de lags o retardos entre la variación en la cantidad de dinero y sus efectos sobre la demanda agregada. Por ello los monetaristas abogan por el establecimiento de una tasa constante de crecimiento en la cantidad de dinero. La política monetaria se configura en un instrumento básico de la política económica.

Para compensar en cierto modo los efectos negativos que sobre la producción y el empleo tiene la política monetaria- descrita anterior mente, las autoridades españolas aplican tina política fiscal de corte keynesiano. Ciertamente, no está claro si la política fiscal seguida últimamente en nuestro país ha intentado ser deliberadamente anticíclica o, por el contrario, el déficit, público actual es el resultado pasivo de la crisis económica y de las demandas sociales, que aumentan' considerablemente a raíz de las, elecciones de junio de 1977.

Tesis keynesianas.

Lo que es preciso resaltar es que los efectos que esperan conseguir las autoridades, españolas con la política fiscal son los derivados de las tesis keynesianas. En efecto, y volviendo a simplificar mucho ante un incremento en el gasto público se espera un aumento elevado en la demanda agregada (al considerar un valor del multiplicador alto). Aunque se dé un aumento en la demanda de dinero, con la consiguiente elevación del tipo de interés, el juego de las elasticidades implicará que aquél suba poco y que bajen el consumo y la inversión en pequeña cuantía y, por tanto, la demanda agregada. En resumen, el aumento en el gasto público llevará consigo un fuerte aumento en la demanda agregada y una pequeña elevación en el tipo de interés; que se traducirá en una pequeña reducción en el gasto privado. El efecto neto sobre la demanda agregada será claramente positivo y en cuantía importante. De ahí que para los keynesianos la política fiscal sea un instrumento muy efectivo para regular la economía.

Lo dicho hasta aquí nos sitúa en el hecho de que las autoridades españolas-parecen comportarse como monetaristas en el sentido de confiar- en los mecanismos de transmisión monetaristas al aplicar la política monetaria y como keynesianas en el sentido de confiar en los mecanismos de transmisión keynesianos en su aplicación de la política fiscal. Podría pensarse que la política monetaria restrictiva además de contribuir al equilibrio interno, aunque sólo fuera en su componente precios, reduciendo el diferencial de inflación con los países de la CEE y de la OCDE, ejerciera un efecto positivo sobre la balanza de pagos y, por tanto, sobre la cotización de la peseta, trayendo capitales del exterior dado el diferencial de tipos de interés entre España y el resto del mundo (o evitando que se fueran de nuestro país). Pues bien, no parece que lo sucedido en los últimos meses haya ido en esa línea.

Así lo señala el Boletín Económico del Banco de España de julio-agosto cuando dice "entre el 24 de junio y el 22 de julio, la depreciación de la peseta se produjo, a pesar del aumento del diferencial de los tipos de interés entre España y el resto del mundo... este aumento de diferencial fue acompañado por una ampliación del descuento de la peseta de magnitud similar al producido en los diferenciales de interés". Parece confirmarse lo que señalan los manuales al uso y es que un país no puede elegir a la vez su tasa de inflación y el comportamiento de su tipo, de cambio. Si opta por un control de la primera, tendrá que aceptar que su tipo de cambio se ajuste conforme exista un diferencial entre la inflación interna y externa.

La interdependencia de la economía española con las del resto del mundo, aun siendo importante, tampoco hay que sobreestimarla. Así, se aduce con frecuencia que el déficit público de Estados Unidos provoca tipos de interés elevados en su economía, lo que atrae capitales procedentes del exterior y obliga a que otros países mantengan también tipos de interés altos para evitar tal subida. Los efectos que tal política tiene sobre la economía interna de tales países son claramente recesivos, por lo que para, al menos, amortiguarlos aplican políticas fiscales expansivas, que se traducen en importantes déficit. En nuestro país no puede admitirse tal secuencia de hechos, debido a nuestros mayores diferenciales de tipo de interés con el mercado del eurodólar. La salida de capitales en España podría obedecer a otros motivos, como la ganancia esperada en cuanto a diferencias de tipo de cambio.

Por consiguiente, achacar a la política monetaria restrictiva de Estados Unidos gran parte de los males que afectan a la economía española es, cuando menos, pecar de cierta presunción y situar a España en un lugar que no le corresponde. En nuestro país acaso habría que dar la vuelta al argumento. Son los importantes déficit públicos españoles los que ocasionan elevados tipos de interés, consecuencia de un aumento en la demanda de dinero por parte del sector público que tropieza con la restricción de que la cantidad de dinero está fijada. En la medida en que tal demanda no se vea compensada por una reducción en la demanda -del sector privado, el efecto es una elevación del tipo de interés. No hace falta, por tanto, la existencia de fuerzas ocultas externas para llegar a tal resultado.

Como puede apreciarse, todos los caminos conducen a la necesidad. de reducir el déficit, y únicamente en este objetivo coinciden las fuerzas vivas de la sociedad. ¿Por qué no se consigue? La respuesta es clara: porque todos están de acuerdo en que se reduzcan las partidas que de forma individual no les afecten.

es catedrático de Política Económica.

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