Cartas al director

Lo que quieren los pacifistas

Últimamente están apareciendo en la Prensa declaraciones de personajes de la vida pública (políticos ... ) en las que se denuncia a la URSS como promotora y subvencionadora de los movimientos pacifistas, que están recrudeciendo sus movilizaciones a cuenta de los tan traídos y llevados euromisiles.Si bien es verdad que cuando se comete un asesinato el primer sospechoso suele ser aquel que más directamente se beneficia con el crimen, no lo es menos que eso no es prueba suficiente para condenarle. Y tal es el caso de la URSS corno primer interesado en la no instalación en Europa de los Pershing 2...

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Últimamente están apareciendo en la Prensa declaraciones de personajes de la vida pública (políticos ... ) en las que se denuncia a la URSS como promotora y subvencionadora de los movimientos pacifistas, que están recrudeciendo sus movilizaciones a cuenta de los tan traídos y llevados euromisiles.Si bien es verdad que cuando se comete un asesinato el primer sospechoso suele ser aquel que más directamente se beneficia con el crimen, no lo es menos que eso no es prueba suficiente para condenarle. Y tal es el caso de la URSS corno primer interesado en la no instalación en Europa de los Pershing 2.

Lo que buscan los pacifistas, y eso supongo que estará fuera de toda duda, no es sólo el desmantelarniento, reducción o no instalación de tales o cuales cabezas nucleares, norteamericanas o soviéticas unilateralmente, sino de todas, sin excepción. Y la actual intensificación de las movilizaciones desencadenada por la próxima instalación de los Pershing 2 es pura circunstancialidad.

No creo que en momento alguno haya expreso deseo de ningún pacifista de defender los intereses estratégicos de la URSS, porque éstos constituyen idéntica amenaza para la paz.

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No se trata, pues, de unos u otros, aquí o allá: se trata sencilla y llanamente de un no rotundo a las armas nucleares. No a la carrera armamentística en general, por la amenaza que para la supervivencia de la humanidad supone y el despilfarro que conlleva.

En definitiva, un sí a la paz, aunque la paguen los rusos. / .

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