Los apoyos, públicos para superar la crisis bancaria han sobrepasado la cifra de un billón de pesetas

La crisis bancaria, combatida desde 1978, ha requerido hasta el presente más de un billón de pesetas en apoyos públicos, mientras que la banca privada apenas ha aportado una cantidad equivalente al 1,4% de dicha cifra. El ministro de Economía y Hacienda, Miguel Boyer, se quedó corto al revelar esta semana que hasta Rumasa iban 666.000 millones de pesetas. Los 18 bancos del grupo de la abeja han necesitado hasta ahora otros 166.000 millones de pesetas. Pero una investigación efectuada por este periódico señala que la treintena de entidades cuyo saneamiento se abordó antes del pasado 23 de febr...

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La crisis bancaria, combatida desde 1978, ha requerido hasta el presente más de un billón de pesetas en apoyos públicos, mientras que la banca privada apenas ha aportado una cantidad equivalente al 1,4% de dicha cifra. El ministro de Economía y Hacienda, Miguel Boyer, se quedó corto al revelar esta semana que hasta Rumasa iban 666.000 millones de pesetas. Los 18 bancos del grupo de la abeja han necesitado hasta ahora otros 166.000 millones de pesetas. Pero una investigación efectuada por este periódico señala que la treintena de entidades cuyo saneamiento se abordó antes del pasado 23 de febrero llevan ya recibidos al menos 850.000 millones de pesetas, sin contar las subvenciones implícitas en la exención de coeficientes de caja e inversión obligatoria. Es decir, que se acaba de sobrepasar en conjunto el billón de pesetas. Y por primera vez ha podido ser desvelado el reparto secreto. En uno de los casos, Banco Meridional, suma 3,4 veces los depósitos que tenía la entidad.

La peticion de cifras sobre la ayuda del Banco de España a la Banca fue una constante en el PSOE mientras estuvo en la oposición. Ante una interpelación del diputado Luis Solana el 30 de septiembre de 1979, la respuesta del entonces ministro de Economía, José Luis Leal, fue que la ayuda oficial se mantendría en riguroso secreto. Con aquel motivo, Miguel Boyer, hoy superministro económico, mostró diferencias de opinión con su compañero Solana, si bien propuso una subcomisión parlamentaria de política financiera y monetaria para fiscalizar estos temas. El secreto, incluso de las cifras totales, se ha mantenido hasta ahora, y precisamente empezó Boyer a romperlo.Con la aparente intención de demostrar a la oposición que las críticas sobre los apoyos a Rumasa pueden volverse contra algunos de sus miembros, pues cuando ellos gobernaron se suscitaron crisis que han costado más comparativamente, Miguel

Boyer dijo que hasta dicha expropiación iban 666.000 millones de pesetas.

Sin llegar a concretar ayudas totales a otras entidades, añadió que los créditos del Banco de España suponen 31 pesetas por cada 100 que debían los bancos de Rumasa a sus clientes (584.300 millones) y 15,99 millones por cada empleado (11.255 trabajadores), mientras que en anteriores crisis la relación era de 88 pesetas por cada 100 y 41,14 por empleado.

Las cifras del Banco de España que ha podido conocer este periódico (véase cuadro adjunto) confirman tales afirmaciones, siempre y cuando se excluyan los bancos cuya crisis no ha sido resuelta por los mecanismos oficiales o más habituales de los últimos años.

Exclusiones

Algunas de ellas trascendieron en su día, como la del Banco de Navarra (primera oficial, al requerir en 1978 unos 15.000 millones de pesetas), Banco de Madrid (10.000 millones a finales de 1981, última fecha de la que se han podido obtener datos), Banco Rural y Mediterráneo (12. 000 millones), Banco de la Exportación (1.500 millones), Banco de los Pirineos (800 millones antes de que protagonizara la única suspensión de pagos del sector).En varios casos más de los que se tiene constancia, la mala situación no llegó a divulgarse. Uno, que parece ha remontado las dificultades que aconsejaron la ayuda, había recibido a finales de 1981 unos 141.300 millones de pesetas. Otra entidad pequeña, actualmente en búsqueda de acoplamiento en un banco mayor, había utilizado por entonces 200 millones de pesetas.

Las citadas exclusiones superan los 180.000 millones de pesetas. Sumados a los 665.428 millones de la relación y a los 166.000 millones de créditos a 18 bancos de Rumasa, la cifra resultante excede el billón de pesetas en más de 12.000 millones. Todo ello sin contar las exenciones de coeficientes de caja y de inversión que disfrutan una veintena de bancos al margen de Rumasa, subvención implícita que fuentes financieras solventes valoran, como poco, en otros 30.000 millones de pesetas para 1983.

Del billón largo de ayudas crediticias, la banca privada apenas ha aportado hasta el momento, en la práctica, el 1,4%. En efecto, los bancos han contribuido al Fondo de Garantía de Depósitos, hasta el momento, con 22.000 millones de pesetas en cuotas anuales (6.300 millones la primera, 7.900 la segunda y 8.100 la tercera y última). Pero estas aportaciones son uno de los numerosos gastos deducibles al 33% que tiene el sector de cara al impuesto de sociedades. Es decir, que realmente el seguro de depósitos les ha costado menos de 15.000 millones de pesetas.

Por el contrario, el Banco de España, aparte de haber entregado directamente a los bancos en crisis los 241.060 millones de pesetas incluidos en la lista adjunta y los más de 180.000 millones antes mencionados, ha anticipado al Fondo de Garantía de Depósitos, formado "paritariamente" con la banca privada, otros 400.000 millones de pesetas, y lleva facilitados a los bancos de Rumasa otros 166.000 millones.

Las ayudas del Banco de España y del Fondo de Garantía de Depósitos se materializan normalmente en créditos con garantía personal al 8% de interés y largos plazos. Aunque también hay sus excepciones -el propio Miguel Boyer dijo el 16 de junio pasado, en el Congreso, que uno de los préstamos al grupo Banca Catalana es sin interés, a 10 años de plazo y con vencimiento único al final-, se suele argumentar que los créditos son reembolsables y que la banca terminará aportando con sus cuotas el 50% de los anticipos al Fondo de Garantía de Depósitos.

Si esto ocurriera así, la diferencia entre los tipos de interés cobrados y los de mercado, así como el efecto monetario causado por las inyecciones del Banco de España al sistema, tendrán, de todas formas, un coste muy importante. Pero es que, además, hay pérdidas ciertas (los llamados agujeros). Y muchos de los activos o inversiones que han descargado los bancos en el Fondo de Garantía de Depósitos al ser saneados por éste son, en unos casos, de dudoso valor, y en otros, muy difíciles de traspasar.

El análisis de las cifras pone de relieve la gran disparidad de ayudas requeridas por unas y otras entidades, medidas tanto en aportaciones por empleado (los bancos citados en la relación tienen 16.173 trabajadores, más 11.255 los de Rumasa) como en pesetas recibidas por cada 100 pesetas que tenían en depósitos de clientes al ser declarados en crisis. El dato más sobresaliente en términos relativos lo ofrece el Banco Meridional, que ha recibido 3,4 veces el dinero que tenía de clientes. De completar el saneamiento de este banco se hizo cargo en su día el Banco de Vizcaya.

Reconversión sin contrapartidas

La treintena de bancos que se declararon en crisis, con las excepciones del Navarra y de los Pirineos, han pasado, una vez afrontado su saneamiento, a grandes o medianos bancos, en cinco casos extranjeros.Para facilitar el saneamiento, el Banco de España ha liberado a la mayor parte de las entidades tratadas de cumplir los coeficientes de caja y de inversión por períodos que oscilan entre el año y pico y los siete años.

En opinión de medios financieros no vinculados a la gran banca, la crisis bancaria ha sido la mayor de los países occidentales y se ha convertido en una oportunidad para reconvertir al sector y concentrarlo. La primera reconversión afrontada en España, sin compromisos para el sector, que ha mantenido prácticamente intocable su plantilla global hasta 1982, ha seguido la expansión (el último año aumentó sus oficinas un 7,9%), ha absorbido la mayoría de los bancos en crisis para evitar la competencia (vía nacionalización o banca extranjera), y hasta ahora casi no ha contribuido al Fondo de Garantía de Depósitos, que vela por su imagen.

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