El servicio de consumo exige que se retiren del mercado dos millones de kilos de aceituna

José Alfredo de Juan, director del servicio de Consumo del Ayuntamiento de Madrid, mantendrá hoy una reunión con los mayoristas que comercializan aceituna de boca en la capital para pedirles oficialmente que en un plazo de 24 horas retiren del mercado una partida de dos millones de kilos que no cumplen las condiciones técnico-sanitarias exigidas para su comercialización, aunque su consumo no conlleva riesgos sanitarios.

"Si los mayoristas no cumplen con la ley, será el Ayuntamiento el que se responsabilice de proceder a la retirada de la mercancía", declaró ayer De Juan. Al parecer, seg...

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José Alfredo de Juan, director del servicio de Consumo del Ayuntamiento de Madrid, mantendrá hoy una reunión con los mayoristas que comercializan aceituna de boca en la capital para pedirles oficialmente que en un plazo de 24 horas retiren del mercado una partida de dos millones de kilos que no cumplen las condiciones técnico-sanitarias exigidas para su comercialización, aunque su consumo no conlleva riesgos sanitarios.

"Si los mayoristas no cumplen con la ley, será el Ayuntamiento el que se responsabilice de proceder a la retirada de la mercancía", declaró ayer De Juan. Al parecer, según la misma persona, cuatro personas denunciaron ante los responsables del área de Abastos y Mercados del Ayuntamiento la venta en el mercado de Villaverde de "aceitunas con gusanos".Una muestra se analizó en el laboratorio municipal y en el Centro de Análisis de Alimentación y Nutrición de Majadahonda. El resultado fue que las aceitunas superan con mucho el porcentaje de parasitación permitido por las normas que regulan la comercialización de este producto. La normativa permite la venta de aceituna de segunda calidad, con presencia de hasta un 10% de parásitos.

"El consumo de estos frutos", según De Juan, "no supone ningún riesgo sanitario, pero según lo que estipula la ley no se pueden vender". La partida de aceitunas que debe ser retirada del mercado procede de Extremadura, donde el fruto no se ha desarrollado en condiciones positivas debido a los rigores de la sequía. Al parecer, los olivos tampoco habían sido fumigados con los insecticidas habituales, lo que ha provocado un alto grado de parasitación.

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