Suicida sonriente

El conductor suicida del camión cargado con más de una tonelada de explosivos que consiguió forzar los controles de acceso al cuartel general de los 1.600 marines norteamericanos destacados en Líbano sonreía cuando llevó a cabo su acción desesperada el pasado domingo, 23 de octubre, según relató a la prensa el cabo Robert Calhoun, uno de los pocos supervivientes de la tragedia.Calhoun, de 21 años de edad, que se encontraba en el tejado del edificio de cuatro pisos que quedó completamente destruido por la explosión, no llegó a ver al hombre que estaba al volante del vehículo pesad...

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El conductor suicida del camión cargado con más de una tonelada de explosivos que consiguió forzar los controles de acceso al cuartel general de los 1.600 marines norteamericanos destacados en Líbano sonreía cuando llevó a cabo su acción desesperada el pasado domingo, 23 de octubre, según relató a la prensa el cabo Robert Calhoun, uno de los pocos supervivientes de la tragedia.Calhoun, de 21 años de edad, que se encontraba en el tejado del edificio de cuatro pisos que quedó completamente destruido por la explosión, no llegó a ver al hombre que estaba al volante del vehículo pesado de marca Mercedes-Benz, pero uno de sus compañeros de guardia en la entrada número 7 del recinto militar norteamericano le contó más tarde que "el camión pasó a su lado y su conductor, vestido de verde, sonreía".

El marine de guardia no consiguió dispararle a tiempo para frenar su carrera, precisó el cabo.

El suboficial Calhoun es el único testigo visual del atentado presentado hasta ahora a la prensa por el portavoz del contingente norteamericano integrado en la fuerza multinacional de 6.000 hombres, el comandante Robert Jordan.

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