Expectación por conocer a un nuevo fruto de la democracia española

La Italia que espera hoy la visita oficial del presidente del Gobierno español, Felipe González, es un país que ama profundamente a España, que tiene simpatía por todo lo hispánico, que conoce nuestra tierra y nuestra. paella. Es difícil encontrar hoy una familia donde alguno de sus miembros no haya hecho, una escapada, a España.Pero Italia -que, a pesar de todas sus contradicciones, problemas y escándalos, es uno de los sitios del mundo donde se ama la democracia y la libertad, que la volverían a defender con los fusiles si fuera necesario- espera a Felipe González con un interés especial, po...

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La Italia que espera hoy la visita oficial del presidente del Gobierno español, Felipe González, es un país que ama profundamente a España, que tiene simpatía por todo lo hispánico, que conoce nuestra tierra y nuestra. paella. Es difícil encontrar hoy una familia donde alguno de sus miembros no haya hecho, una escapada, a España.Pero Italia -que, a pesar de todas sus contradicciones, problemas y escándalos, es uno de los sitios del mundo donde se ama la democracia y la libertad, que la volverían a defender con los fusiles si fuera necesario- espera a Felipe González con un interés especial, porque lo considera como un fruto nuevo de la nueva democracia española.

Italia fue el único país de Europa que, apenas una hora después de haberse sabido que Tejero había secuestrado al Parlamento español, salió a la calle en manifestaciones espontáneas, en espíritu de solidaridad con el rey Juan Carlos y con las instituciones democráticas. Y también buena parte de esta simpatía italiana por la nueva España democrática se debe al anciano presidente de la República, el socialista Sandro Pertini, que no pierde ocasión, a tiempo y a destiempo, para deshacerse en elogios del joven Rey español, a quien dice que ama como a un hijo, porque es franco, como yo", y de Felipe González, a, quien ha definido como "un muchacho inteligente, limpio y con coraje".

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Y Pertini no dice estas cosas porque Felipe González es socialista. Fue él quien nos dijo a un grupo de corresponsales españoles, durante una comida en su palacio del Quirinal: "¿Qué me importa que uno sea compafiero de partido si después es,un ladrón?". A Felipe González, Pertini lo quiere casi instintivamente, al igual que la gente de la calle.

Es la primera vez que al llegar a Roma un presidente del Gobierno español la gente que no está metida en política quiere ver, y si es posible tocar, al joven presidente español. Quieren llevarle flores, y a veces se les escapa un "necesitamos aquí a un Felipe González". El presidente español jugará aquí con ventaja, ya que él cuenta con un Gobierno que posee la mayoría absoluta en el Parlamento, mientras el Gabinete de Craxi tiene que hacer las cuentas con los difíciles equilibrios y malabarismos de una coalición de cinco partidos, todos con ganas de no quemarse en el Gobierno y servirse del Gobierno para crecer como eje político del país.

A pesar de los innegables problemas que la entrada de España en el Mercado Común plantea a Italia, Felipe González encontrará en este punto las puertas mucháinás abiertas, y más sinceramente, que en Francia, por ejemplo. Por lo que se refiere al presidente de la República, Sandro Pertini, su voluntad expresa es tan sincera que ha llegado a criticar a su compañero de partido Frangois Mitterrand por hacerse el remolón en este campo, acusándole incluso de oportunismo político. Tampoco el presidente Craxi pondrá dificultades a los deseos de Felipe González de integrar a España lo antes posible en la Comunidad Europea. Pero problemas existen aún, y no todo será pacífico.

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La visita de Felipe González podrá ser un espaldarazo definitivo par a que Italia se ponga al lado de España incondicionalmente cuando se trate de defender sus derechos ante los otros países de la Comunidad. Felipe González tampoco encontrará hostilidades en el Vaticano, donde el sábado por la mañana se encontrará en visita privada con Juan Pablo II y con las más altas autoridades de la Secretaría de Estado. Pese a las fricciones entre Iglesia y Estado, el Papa está muy bien informado de la personalidad del presidente español, considerado en el Vaticano como un socialista "profundamente respetuoso de los valores fundamentales de la fe y de los españoles". Felipe González goza de simpatía y aprecio por su moderación, lealtad y equilibrio.

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