Sáenz de Santa María, probable director de la Guardia Civil

El actual capitán general de la IV Región Militar (Cataluña), José Antonio Sáenz de Santa María, de 63 años, es la persona que en estos momentos cuenta con más posibilidades para tener acceso a la dirección general de la Guardia Civil, destino que quedará vacante en las próximas semanas, al pasar a la reserva su titular, el también teniente general José Luis Aramburu, según supo EL PAÍS de fuentes bien informadas.

Tanto el Ministerio del Interior como el de Defensa estarían de acuerdo con este probable nombramiento, que se lleva con la máxima reserva, dadas las continuas presiones q...

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El actual capitán general de la IV Región Militar (Cataluña), José Antonio Sáenz de Santa María, de 63 años, es la persona que en estos momentos cuenta con más posibilidades para tener acceso a la dirección general de la Guardia Civil, destino que quedará vacante en las próximas semanas, al pasar a la reserva su titular, el también teniente general José Luis Aramburu, según supo EL PAÍS de fuentes bien informadas.

Tanto el Ministerio del Interior como el de Defensa estarían de acuerdo con este probable nombramiento, que se lleva con la máxima reserva, dadas las continuas presiones que desde sectores militares se vienen produciendo desde hace algún tiempo para que este militar no sea situado en puestos de máxima responsabilidad. La alternativa a Sáenz de Santa María, caso de producirse un contratiempo, sería el general de división Gustavo Urrutia, segundo jefe del Estado Mayor del Ejército.Fuentes militares informaron a este periódico que el probable nombramiento de José Antonio Sáenz de Santa María como director general de la Guardia Civil no ha tenido, de momento, opiniones contrarias explícitas, aunque aventuraron que no faltarán reacciones que traten de frenar las intenciones actuales de los ministerios del Interior y de Defensa, que cuentan en este caso con el total apoyo del resto del Gobierno, principalmente de su presidente, Felipe González.

Las mismas fuentes indicaron que hace unos meses era propósito de los gobernantes mantener al teniente general Sáenz de Santa María al frente de la Capitanía General de Cataluña hasta su pase a la reserva en noviembre del próximo año, pero probablemente el incidente producido en relación con las declaraciones a un semanario de difusión nacional por parte del teniente general Fernando Soteras, ex capitán general de la VII Región Militar (Valladolid), que le valió su destitución, habría provocado un replanteamiento en la futura política de nombramientos.

Personas que conocen al teniente general Sáenz de Santa María han manifestado que éste se encuentra muy a gusto en Cataluña, una de las capitanías generales que goza de gran prestigio, habida cuenta del permanente contacto que su titular mantiene con las autoridades civiles de esta nacionalidad histórica y el recíproco tratamiento que recibe, a pesar de haber perdido ya los capitanes generales su anterior protagonismo con el nuevo protocolo.

El destino que algunos sectores aventuraron para Sáenz de Santa María al ascender a su actual empleo de teniente general se ha visto de alguna forma frustrado, ya que, j juicio de las citadas fuentes, su pública adhesión al sistema democrático no ha sido correspondida ni por el último Gobierno de Unión de Centro Democrático (UCD) ni por el actual socialista.

Distintos observadores coinciden en señalar que ambos gobiernos no han sacado el suficiente rendimiento de este militar, y se remontan al momento en que quedó vacante la titularidad de la Capitanía General de Madrid, por pase a la reserva del teniente general Guillermo Quintana, hecho que ocurrió en abril de 1982.

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En aquella ocasión, diferentes miembros del Gobierno de UCD se mostraron favorables al nombramiento de Sáenz de Santa María para el cargo, mientras que un sector, entre los que se encontraba el entonces titular de la cartera d(Defensa, Alberto Oliart, lo desaconsejaron. La Capitanía General de Madrid fue adjudicada al teniente general Ricardo Arozarena, y Sáenz de Santa María fue trasladado desde Valladolid hasta Cataluña, tal vez como fórmula intermedia para zanjar la situación.

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