Cartas al director

El conflicto de Sagunto

Un editorial de EL PAIS del pasado día 20 de septiembre, martes, titulado El conflicto de Sagunto, motiva estas líneas. Tengo la seguridad de que su periódico posee datos para pronunciarse objetivamente si es que ése fuera su objetivo. En vez de ello, de forma sutil emplaza al Gobierno a ratificar las sanciones, implícitas entonces y explícitas ahora, anunciadas por los comunicados del INI y presidencia de AHM, justificándonos como víctimas necesarias para demostrar la capacidad y credibilidad del actual Gábinete para gestionar el Estado. EL PAIS sabe que esa gestión es la de una políti...

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Un editorial de EL PAIS del pasado día 20 de septiembre, martes, titulado El conflicto de Sagunto, motiva estas líneas. Tengo la seguridad de que su periódico posee datos para pronunciarse objetivamente si es que ése fuera su objetivo. En vez de ello, de forma sutil emplaza al Gobierno a ratificar las sanciones, implícitas entonces y explícitas ahora, anunciadas por los comunicados del INI y presidencia de AHM, justificándonos como víctimas necesarias para demostrar la capacidad y credibilidad del actual Gábinete para gestionar el Estado. EL PAIS sabe que esa gestión es la de una política de clase, la política dé la banca y gran patronal industrial espailola, ligada a los intereses de sus correligionarios de Europa y EE UU, y con la que parece que la línea de ese periódico se identifica.Nuestra actual posición de lucha, manifestada en hacer funcionar el tren 28 o estructural, no ha sido precisamente una decisión unilateral de un grupo de trabajadores de Altos Hornos del Mediterráneo, como su editorial plantea; ha sido "una decisión unánime del conjunto de los trabajadores de esta fábrica", ratificada en sendas asambleas de masiva asistencia y gran participación, necesaria para combatir la auténtica decisión unilateral de la presidencia de AHM, señor Lucía, y dirección del INI, que ignorando todo acuerdo con los trabajadores e incluso el decreto que pretenden hacer cumplir, decide cerrar una instalación sin la establecida participación de los trabajadores. Máxime cuando se contempla en el contexto del incumplimiento de los acuerdos de mayo de 1981, contraídos por otro Gobierno, que también había salido de las urnas. Nada menciona EL PAIS de tales cosas.

En absoluto está en nuestra intención desafiar al Gobierno. Tenemos muy claro, junto con la mayoría de los españoles, que no queremos que gobiernen Fraga y sus antepasados políticos. Lo que hacemos es endernos de la agresión de los representantes de ese Gobierno en AHM. Nos resistimos a perder nuestros puestos de trabajo. Pero, además, no tenemos que sobreponer a nuestros propios intereses una racionalidad de la política global que no existe. No hay informe técnico que apoye el cierre de Sagunto y la ingente millonada que se ha de gastar en remozar los trenes de caliente de las factorías de Ensidesa y Vizcaya, será al precio de seguir atrasados tecnológicamente en esa materia y de seguir perdiendo miles de millones al año. Tampoco dice nada. de ello EL PAIS, ni del sometimiento que supone a intereses foráneos.

Efectivamente, la culpa de que la industria española sea una desgracia nacional no es de los trabajadores, ¿por qué pues, nos ofrece como víctimas el mencionado editorial? Si quiere ser objetivo, ¿no sería más logico que pidiera al Gobierno justicia haciendo pagar a los que sí son culpables de tal estado de cosas? EL PAIS se confirma como un órgano oficioso del actual Gobierno e, indiscutiblemente, a su servivio. /

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