Cartas al director

Humanizar el Primero de Octubre

Bajo el epígrafe Humanizar un hospital, EL PAÍS de 7 de septiembre de 1983 publica la carta de doña Esperanza Infestas, poniendo de manifiesto su desconsuelo por las dificultades de acompañar a su hijo, convaleciente de un traumatismo grave en la ciudad sanitaria Primero de Octubre; sin que esto suponga que no comprendemos ni nos solidarizamos con el dolor de nuestros enfermos, debemos hacer una serie de puntualizaciones a la referida carta:

1. Los hospitales son centros cuya misión es promover la salud y curar o al menos aliviar la enfermedad de la población; para ello de...

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Bajo el epígrafe Humanizar un hospital, EL PAÍS de 7 de septiembre de 1983 publica la carta de doña Esperanza Infestas, poniendo de manifiesto su desconsuelo por las dificultades de acompañar a su hijo, convaleciente de un traumatismo grave en la ciudad sanitaria Primero de Octubre; sin que esto suponga que no comprendemos ni nos solidarizamos con el dolor de nuestros enfermos, debemos hacer una serie de puntualizaciones a la referida carta:

1. Los hospitales son centros cuya misión es promover la salud y curar o al menos aliviar la enfermedad de la población; para ello deben regirse de acuerdo a unas normas que faciliten la consecución de estos fines.

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2. Entre estas normas es necesario contemplar la regulación de las visitas, para no entorpecer los procesos terapéuticos, no propagar las infecciones, garantizar el descanso de los enfermos, mantener la limpieza y tranquilidad necesarias alcanzar unos mínimos de seguridad e higiene y, entre otras muchas razones, para no sobrecargar las estructuras materiales del hospital; en surria, para conseguir una asistencia de calidad.

3. Las visitas están limitadas a dos personas por enfermo durante las horas de la tarde; esto supone la afluencia de 2.000 visitantes por día en el edificio de la residencia general de esta ciudad sanitaria. Si algún enfermo necesita la presencia permanente de un familiar existen los pases de permanencia, que se obtienen a través del personal facultafivo de la planta; ahora bien, es el médico y no el familiar el que debe juzgar la necesidad de esta presencia permanente dé un familiar, dado que en ocasiones dicha, presentía puede entorpecer los procesos de rehabilitación; por ejemplo, una persona físicamente disminuida no tratará de superarse si todas sus necesidades son cubiertas por,un acompañante. El pase de permanencia es válido para una persona y puede ser intercambiado entre familiares fuera del control de entrada, no puede ser utilizado simultáneamente por varios familiares.

4. La norma sobre regulación de las visitas en la ciudad sanitaria Primero de Octubre no fue tomada unilateralmente por la dirección, sino que corresponde a un acuerdo de la junta de gobierno de 29 de junio de 1983 (acta 8/83).

5. Ninguno de los actuales directores de esta ciudad sanitaria contestó que "no le daba la gana recibir" a nadie, tal como afirma en su carta doña Esperanza Infestas; no obstante, si así se lo han comunicado, la dirección lamenta el hecho y pide públicamente disculpas al enfermo y a sus familiares. En este sentido, estamos dispuestos a esforzanos para limar todo tipo de asperezas que puedan surgir en la relación entre los usuarios y los trabajadores del hospital.

Queremos dejar constancia de que todas las medidas tomadas por el actual equipo de dirección van encaminadas a conseguir una mejor asistencia al enfermo; no obstante, comprendemos que estas normas de visita, parecidas a las de la mayoría de los grandes hospitales, no pueden garantizar que no se produzcan algunos incidentes desafortunados, este equipo de dirección se propone, dentro del cúmulo de problemas de organización de todo tipo actualmente planteados, conceder una atención especial a la "humanización de la asistencia hospitalaria", estudiando las normas de flexibilidad del régimen común que resulten aconsejables para que los enfermos reciban en todo momento la mejor atención posible./

Del equipo de la dirección de la ciudad sanitaria Primero de Octubre.

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