La refinería Enpetrol de Tarragona empieza a importar agua francesa a 350 pesetas el metro cúbico

El buque Billy Jeanne, de pabellón liberiano, atracó ayer en el puerto de Tarragona, procedente de Marsella, con un cargamento de 47.000 metros cúbicos de agua con destino a la refinería de la Empresa Nacional de Petróleos, S A (Enpetrol). El buque botijo, tal como se le empieza a conocer, tiene previsto realizar varios viajes semanales, a plena capacidad, es decir, con 80.000 metros cúbicos en cada desplazamiento, hasta que no se resuelva el suministro de agua en la zona industrial tarraconense. Si no se registran cambios meteorológicos sustanciales, la operación supondrá una sangría de divis...

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El buque Billy Jeanne, de pabellón liberiano, atracó ayer en el puerto de Tarragona, procedente de Marsella, con un cargamento de 47.000 metros cúbicos de agua con destino a la refinería de la Empresa Nacional de Petróleos, S A (Enpetrol). El buque botijo, tal como se le empieza a conocer, tiene previsto realizar varios viajes semanales, a plena capacidad, es decir, con 80.000 metros cúbicos en cada desplazamiento, hasta que no se resuelva el suministro de agua en la zona industrial tarraconense. Si no se registran cambios meteorológicos sustanciales, la operación supondrá una sangría de divisas. El precio que pagará la industria española por el agua francesa supera las 350 pesetas el metro cúbico.

El agua se descargará en el pantalán de Enpetrol del puerto de Tarragona y se almacenará en uno de los depósitos de carburante de que dispone la refinería en el puerto, que previamente ha sido acondicionado para ello. Posteriormente, el agua se bombeará, a un ritmo de 15.000 litros diarios, hasta la Pobla de Mafumet, donde se halla situada la planta de Eripetrol.Paradójicamente, ni con esta costosísima medida se van a satisfacer las necesidades de agua de la refinería que se cifran entre los 20.000 y los 30.000 metros cúbicos diarios. Ello supone que la factoría continuará precisando la explotación de sus acuíferos, que cuentan con unas limitadísimas reservas.

La decisión de importar agua de Francia, a precios prohibitivos, cuando a pocos kilómetros de la refinería se encuentra la desembocadura del Ebro, es sólo la secuencia más ilustrativa de la larga historia de irregularidades que ha caracterizado la captación de agua en Tarragona, por parte de determinadas industrias. El error en las previsiones ha llegado a situaciones tan extremas como la que ahora sufre la factoría Enpetrol, que ha tenido que recurrir a esta costosa medida para evitar la paralización de sus actividades.

Las necesidades de agua de Enpetrol han quedado al descubierto al fallar el suministro de agua del embalse del Gaiá, que se encuentra prácticamente seco la mayor parte del año. Este pantano, que fue construido durante lo! últimos años de la dictadura con el principal objetivo de satisfacer las necesidades de agua de Enpetrol, ha resultado un absoluto fracaso a causa de un error de cálculo de la capacidad de recogida de agua de la zona. El pantano se proyectó tomando como referencia la pluviometría registrada durante los últimos 20 años en la base aérea de Reus. El escaso nivel de agua que logra alcanzar el embalse del Gaiá obedece también a la resolución del litigio suscitado entre los titulares del embalse y la localidad de la Riera de Gaiá. Los vecinos de esta población ganaron el pleito y consiguieron que se construyera una conducción especial de agua desde el pantano hasta el pueblo para resarcirse de los daños causados por la construcción arbitraria y con imposiciones del embalse.

La importación de agua de Francia a elevados precios ha causado profundo malestar en los órganos representativos de las asociaciones campesinas del Baix Ebre. Las comunidades de regantes de ambas márgenes del Ebre consideran que aprovechando adecuadamente las afloraciones naturales de las aguas subálveas de la zona se dispondría de un caudal suficiente para suministrar a la industria tarraconense. Se trataría de construir un tren de carga en la zona del Ebre, cuyo coste, aseguran los expertos, no alcanzaría la décima parte del valor de las importaciones previstas.

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