Un periodismo sucio

Aunque habituados a las ya sistemáticas críticas y a los frecuentes ataques, en su mayor parte infundados, que vierte con tenacidad digna de mejor causa la prensa izquierdista europea contra Uruguay, no deja de sorprender el cúmulo de mentiras y deliberadas deformaciones que inserta en su edición del 12 de julio último el diario EL PAÍS, de Madrid, bajo el título "Goyo Álvarez, el Napoleón de una república novillera".El artículo en cuestión lo firma un tal Martín Prieto, que se dice enviado especial. No lo conocemos ni interesa mayormente, ya que casi seguramente está cumpliendo órdenes...

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Aunque habituados a las ya sistemáticas críticas y a los frecuentes ataques, en su mayor parte infundados, que vierte con tenacidad digna de mejor causa la prensa izquierdista europea contra Uruguay, no deja de sorprender el cúmulo de mentiras y deliberadas deformaciones que inserta en su edición del 12 de julio último el diario EL PAÍS, de Madrid, bajo el título "Goyo Álvarez, el Napoleón de una república novillera".El artículo en cuestión lo firma un tal Martín Prieto, que se dice enviado especial. No lo conocemos ni interesa mayormente, ya que casi seguramente está cumpliendo órdenes de alguno de sus superiores para difárnar a los paises que han logrado librarse del comunismo. Vale la pena señalar que EL PAIS de Madrid fue acusado por alguien ideológicamente cercano -el ex líder comunista español Carrillo- de ser el nexo entre Moscú y la izquierda española.

Por lo demás, su director, Juan Luis Cebrián, es un viejo aprovechador del franquismo, época durante la cual, ocupó altas posiciones en Televisión Española. Y por lo visto se empeña ahora en hacer méritos para congraciarse con nuevas amistades de muy diferente signo. Es EL PAIS madrileño, también, un foco de atracción para subversivos y activistas de diversas procedencias, y figura entre sus colaboradores regulares un conocido comunista uruguayo, eliminado de nuestro servicio diplomático.

No es menester seguir con losantecedentes del diario al que nos referimos. Son bastante conocidos y otros órganos de prensa españoles, de verdadera calidad moral e intelectual, se han encargado de difundirlos. Pero sí nos ocuparemos en una próxima oportunidad de todo el rosario de mentiras que dedican al Uruguay, cuya falsedad no será diricil demostrar, dejando en evidencia la malévola intención y la falta de escrúpulos del mencionado diario. ( ... ).

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