Cartas al director

Palabras y etímologías

Reivindica bien y con toda oportunidad (EL PAíS, 3 de junio) Germán Sánchez Espeso el uso y aprecio de la palabra, pero lo hace con imprecisiones que sería bueno corregir para que no se invalide su afirmación de que conocer los orígenes de las palabras es conocer nuestros orígenes. Pese a la soberanía que Horacio concediera al uso como ius et norma loquendi y pese a que Humpty-Dumpty pretendía que las palabras significaban lo que él quería que significasen, hay una barrera establecida, también en lo etimológico.Cuando nos dice que Hipólito es "caballo de piedra", no es la primera ni ser...

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Reivindica bien y con toda oportunidad (EL PAíS, 3 de junio) Germán Sánchez Espeso el uso y aprecio de la palabra, pero lo hace con imprecisiones que sería bueno corregir para que no se invalide su afirmación de que conocer los orígenes de las palabras es conocer nuestros orígenes. Pese a la soberanía que Horacio concediera al uso como ius et norma loquendi y pese a que Humpty-Dumpty pretendía que las palabras significaban lo que él quería que significasen, hay una barrera establecida, también en lo etimológico.Cuando nos dice que Hipólito es "caballo de piedra", no es la primera ni será la última vez que la criba y adaptación fonológica y gráfica de palabras de una lengua a otra da pie a equívocos, de reinterpretación en este caso. Si las transcripciones de términos griegos tuvieran mayor fidelidad, siquiera gráfica, al original, distinguiríamos el Hipólito "destrozado por los caballos" (Hippólyto) -y baste con repasar el mito de Hipólito, Teseo y Fedra- de Hippólitho "caballo de piedra", y, puestos a rízar el rizo, podríamos tener un Hypólitho "pedregoso" y un Hypólytho "descalzo".

Presenta Sánchez Espeso otras etimologías que convendría discutir, por ejemplo, señalarle que persona, "máscara teatral", no da lugar a personare, "resonar", por el hecho de que la máscara sea amplificadora de la voz. Pero preferiría apuntar a otro tema que Sánchez Espeso toca: orígenes del lenguaje. Quisiera significar que no está probado que los primeros balbuceos infantiles -papá, mamá, nene, etcétera- tengan la menor relación o parecido con las absolutamente inaveriguables primeras palabras del mono ascendido a hombre. Tampoco es buen método ponerse en que lo anterior y lo originario son más simples que lo posterior y derivado, pero eso es lo que hacemos cuando imaginamos al primer hablante -que tal vez no era un Demóstenes- limitado a balbuceos y onomatopeyas. / catedrático de Griego.

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