Editorial:

Gracias

LA CONCESIÓN del Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades a EL PAIS es, obviamente, un motivo de satisfacción y estímulo para cuantos trabajamos en este periódico. Todo individuo o entidad premiados tienden por naturaleza a caer en la doble tentación de la falsa modestia -"no lo merecíamos"- o de la vanidad irreprimible -"al fin y al cabo hemos hecho esto y aquello"-. En realidad el pecado es el mismo, y tan peligroso para la propia honestidad es suponer que uno ha logrado el galardón por méritos propios como despreciar el reconocimiento que de esos eventuales méritos hacen lo...

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LA CONCESIÓN del Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades a EL PAIS es, obviamente, un motivo de satisfacción y estímulo para cuantos trabajamos en este periódico. Todo individuo o entidad premiados tienden por naturaleza a caer en la doble tentación de la falsa modestia -"no lo merecíamos"- o de la vanidad irreprimible -"al fin y al cabo hemos hecho esto y aquello"-. En realidad el pecado es el mismo, y tan peligroso para la propia honestidad es suponer que uno ha logrado el galardón por méritos propios como despreciar el reconocimiento que de esos eventuales méritos hacen los demás. Por eso, sin pretender estar libres de pecado, sí queremos huir en este breve comentario de esa doble tentación para decir, simple y llanamente, gracias a los que nos han ayudado para que este premio, el más prestigioso de la transición democrática española, haya caído sobre nuestras espaldas.La lista de acreedores de nuestra gratitud es larga -lectores, accionistas, anunciantes, trabajadores de esta casa- e incluye, como es obvio, al jurado que acordó la concesión del galardón. No debe ser menospreciado el hecho de que éste se encontraba compuesto en gran parte por periodistas y hombres de empresa ligados a otros medios de comunicación, que han dado una muestra ejemplar de solidaridad profesional arrumbando las polémicas de la lícita competencia para darle a nuestro periódico el premio. Gracias a todos, y vaya con nuestra gratitud el compromiso fiel y mínimo de nuestro esfuerzo por contribuir a un diálogo abierto entre españoles.

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