Tribuna:

Las eléctricas se resisten a la baja

La reunión de ayer en las bolsas españolas representó una sencilla transición entre el sostenimiento del mercado que se pudo observar en las reuniones anteriores y un apunte, sin una definición clara, en opinión de los expertos, de las condiciones para que la evolución de los precios de algunos de los valores más representativos manifiesten una evolución discretamente positiva.En una reunión en la que apenas hubo nada que comentar, los especialistas bursátiles en el mercado madrileño insistían en cantar alabanzas a la resistencia a la baja que en la reunión precedente se había observado en los...

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La reunión de ayer en las bolsas españolas representó una sencilla transición entre el sostenimiento del mercado que se pudo observar en las reuniones anteriores y un apunte, sin una definición clara, en opinión de los expertos, de las condiciones para que la evolución de los precios de algunos de los valores más representativos manifiesten una evolución discretamente positiva.En una reunión en la que apenas hubo nada que comentar, los especialistas bursátiles en el mercado madrileño insistían en cantar alabanzas a la resistencia a la baja que en la reunión precedente se había observado en los valores eléctricos, fundamentalmente. A pesar de que las diferencias que expresaban los índices generales de los mercados de valores con mayor volumen de contratación resultaban negativas, la fe y una esperanza probablemente intencionada eran la moneda de curso legal entre los escasos asistentes a estas reuniones.

Las eléctricas, protagonistas, junto con Telefónica, del mercado de renta variable desde los compases iniciales de la presente tanda, iniciaron su andadura diaria bajo unos auspicios bastante, poco prometedores. Los recortes se generalizaron entre las empresas más importantes del sector y, al cierre de las reuniones, a lo más que se llegaba era a unas situaciones de ficticio equilibrio donde la única realidad constatable resultaba la ausencia de órdenes vendedoras significativas.

El papel que se generaba, tanto para las acciones del grupo eléctrico como para las que integran el resto del cuadro, eran de escasa consideración, y conseguían ser asumidas por una demanda claramente voluntarista que apostaba por una futura recuperación en el precio de las acciones, tanto del sector industrial como del energético, a expensas -se supone- de los conciertos, acuerdos, o cualquier otra componenda a la que puedan llegar con el sector público.

En cuanto al grupo de los bancos, la situación aparecía un tanto más negativa que la registrada en reuniones anteriores. Los saldos vendedores predominaron entre las grandes entidades del sector, aunque en ningún caso lograron adquirir volúmenes preocupantes.

El Banco de Bilbao, que presentaba la mayor diferencia entre las órdenes de compra y las de venta, ofrecía un saldo negativo diferencial de 20.244 títulos en el mercado madrileño, de ellos unos 15.000 correspondían a una sola mano, es decir que si la propia entidad hubiera tenido algún tipo de interés especial en cambiar el signo de su evolución, el esfuerzo exigido hubiera resultado francamente poco significativo.

Los cinco puntos de demérito que se apuntaba el precio de las acciones de la citada entidad en el mercado madrileño eran, por tanto, fruto de una actitud meditada, en la que aparentemente han quedado apartados cualquier tipo de extremismos o alegrías.

Otro tanto se podría decir del resto de sus compañeros del sector, donde no se pudo ver ningún saldo positivo notable. El Banco Español de Crédito y el de Santander ofrecían diferencias vendedoras del orden de los 13.000 títulos, cifra que se rebajaba a medida que se iba descendiendo en el supuesto ranking de honor de entidades más ofertadas.

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