Tribuna:SPLEEN DE MADRID

Los emigrantes

Según datos de ahora mismo, los emigrantes laborales en Europa han votado por este orden: AP, PCE, PSOE. Fraga se ha preocupado de facilitarles el voto por correo, les ha enviado propaganda, cosas. Se han sentido halagados porque alguien, en la gran movida española, se acordase de ellos.Seguramente el PSOE, más persuadido de su triunfo, ha descuidado un poco esta península de más de 800.000 españoles trabajadores, que se interna en los mares laborales de Europa. Pero no todo debe ser un problema electoralista. Los emigrantes, dialécticos jóvenes, de barba y acento sureño, hombres de med...

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Según datos de ahora mismo, los emigrantes laborales en Europa han votado por este orden: AP, PCE, PSOE. Fraga se ha preocupado de facilitarles el voto por correo, les ha enviado propaganda, cosas. Se han sentido halagados porque alguien, en la gran movida española, se acordase de ellos.Seguramente el PSOE, más persuadido de su triunfo, ha descuidado un poco esta península de más de 800.000 españoles trabajadores, que se interna en los mares laborales de Europa. Pero no todo debe ser un problema electoralista. Los emigrantes, dialécticos jóvenes, de barba y acento sureño, hombres de media edad, amarillecidos por el estupor de la larga aventura laboral, intelectuales obreros de gafas y cazadora, hombres maduros con la pesantez del destino en la frente y un periódico en las rodillas, más andaluces, finos y explicativos, como ganadores de una flor natural en su pueblo. Españoles, entrañables españoles. "Casi puede decirse que la ucedé y Suárez se ocuparon más de nosotros". Manuel Tiscar, uno de los emigrantes con quienes me entrevisto, ha visitado a Felipe González en Bonn. "Nos hacen las mismas promesas que nos hacía la ucedé; luego, nada". Han mandado últimamente 1.000 millones de pesetas a España. Hay ya una segunda generación -los hijos de éstos- que no quiere venir a España ni de vacaciones. "España es aburrida". Andan viendo políticos, líderes sindicales, ministros. "Hoy vemos a Camacho". Yo sé que Joaquín Almunia, ministro de Trabajo, hombre joven y que ha entrado con tanta fuerza en su departamento, lleva dentro de la capucha del anorak (las "carrocillas con trenka" que están cambiando España) la preocupación por los emigrantes, que ahora están estabilizados: ni se vienen ni van otros. El Instituto ese de Emigración de la cosa les tiene ofrecidos unos presupuestos. No han visto un duro.

Los países de mayor contingente laboral español son Alemania y Francia. Alemania ya está empezando a culpar del paro a los trabajadores extranjeros, que suponen un mínimo tanto por ciento, solamente. Están incómodos, o sea. Hay un trasiego de interinos que van por temporada. El PSOE, claro, no ha tenido tiempo de resolver todos los problemas heredados. Algunos trabajadores españoles se han depurado ya, en Europa, a la cabeza de su profesión. "Por encima de los argelinos", puntualiza uno, irónicamente. Don Joaquín Ruiz-Giménez, Defensor del Pueblo, les ha acusado recibo de una carta/queja, en abril. Y nada más. Hacen una revista, Cuenta atrás (título que ya lo dice todo respecto de la nostalgia del e igrante, como la del preso, que cuenta los días al revés). Analizan la emigración dentro del cambio y no parece que las cosas hayan mejorado. Ha habido en el 83 una Asamblea de la Coordinadora Europea de Asociaciones de Emigrantes. Y una exposición de arte español en la emigración. Y un segundo encuentro de jóvenes emigrantes españoles. Pero el arte, la cultura que hacen estos jóvenes emigrantes -en realidad, hijos de los padres que emigraron- es y será ya, siempre, una cosa cimarrona y machihembrada. De estas hibridaciones no deja de saltar el genio -Rilke, Apollinaire, -por otros motivos-, pero el costo'general, sociológico, es mucho desarraigo, mucho desconcierto, mucho declassé. Yo confío en Alinunia y les comunico mi confianza. Hacen un arte que está entre el expresionismo alemán y el cubismo español. Son otros damnificados de los 40/40 y hay que hacer allgo.

Un día entran, con su "olor de herramientas y de manos", en el Grand Palais de París, y lo rebosan con ese otro manualismo, tan español y tan obrero, que es la pintura. Alemania, Bélgica, Luxemburgo, Francia, Suiza, Holanda, Suecia, Andorra, Gran Bretaña. Casi un millón de españoles, raído tercio de qué Flandes, caminando la cartografia de Europa en un mareo de lenguas y Senados, con el dolor de la olvidanza política de España.

Arboladura de trabajadores arracimada sobre la locomotora sombría del progreso europeo. ¿Para cuándo una Ley de Emigración? Y me dejo la triste historia de las chicas au-pair o los infortunios de la virtud.

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