Los socialistas italianos pretenden que se adelanten las elecciones a junio

Las aguas del mundo político italiano han vuelto de nuevo a agitarse, y ya se habla abiertamente de posibles elecciones anticipadas en junio próximo, es decir, un año antes de que termine oficialmente la actual octava legislatura.

El motivo principal es que, en junio, casi diez millones de italianos tendrán que ir a las urnas en las elecciones municipales y, puesto que los ánimos entre los mismos partidos que componen el actual Gobierno de centro-izquierda, presidido por el democristiano Amintore Fanfani, están muy agriados, sería mejor -dicen, por ejemplo, socialistas, republicanos y t...

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Las aguas del mundo político italiano han vuelto de nuevo a agitarse, y ya se habla abiertamente de posibles elecciones anticipadas en junio próximo, es decir, un año antes de que termine oficialmente la actual octava legislatura.

El motivo principal es que, en junio, casi diez millones de italianos tendrán que ir a las urnas en las elecciones municipales y, puesto que los ánimos entre los mismos partidos que componen el actual Gobierno de centro-izquierda, presidido por el democristiano Amintore Fanfani, están muy agriados, sería mejor -dicen, por ejemplo, socialistas, republicanos y también radicales y misinos- que se disolviese el Parlamento y se anticipasen las elecciones políticas.Quien, como otras veces, ha removido las aguas ha sido el Partido Socialista, quien ha afirmado, por boca de su secretario general, Bettino Craxi, que la situación del Gobierno se ha deteriorado gravemente y que, por tanto, los socialistas no pueden permitir que las cosas acaben degenerando peligrosamente.

Les han hecho eco los republicanos, quienes afirman que estando así las cosas es imposible emprender una maniobra económica seria y de rigor y que, por tanto, mejor es ir a las urnas.

Los radicales habían sido los primeros que habían pedido nuevas elecciones. Ahora se sienten satisfechos: "Cuando las pidió Marco Pannella, todos decían que era un loco", afirmaban ayer en el grupo radical, y ahora que lo piden los otros partidos todo parece normal. Sin embargo, el problema no será fácil. Primero, porque, como siempre, se opondrá con todas sus fuerzas el presidente de la República, Sandro Pertini, que siempre se reveló contrario a disolver de nuevo el Parlamento. Segundo, porque la Democracia Cristiana, el partido de mayoría relativa, ya ha advertido que no teme las elecciones, pero que es inútil volver a las urnas sin un pacto previo entre los partidos que estarán dispuestos a seguir gobernando.

Según el dinámico secretario Ciriaco de Mita, las elecciones no cambiarán los actuales equilibrios electorales, y entonces, dice, lo que hace falta es que los socialistas se decidan, de una vez para siempre, si seguir en el Gobierno con los democristianos y los otros partidos laicos menores o bien prefieren ir con los comunistas para intentar una alternativa de izquierdas. Los socialistas responden que no pueden decidir mientras no hayan pasado el examen electoral para saber con qué fuerzas reales cuentan en el país.

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Y por último, queda la incógnita de los comunistas, que son el mayor partido de la oposición y el segundo del Parlamento. En el PCI se preguntaban también ayer qué sentido tiene ir a votar si antes no se sabe qué programa presentar a los electores, y también ellos piden a los socialistas que se aclaren y subrayan que en este momento las elecciones anticipadas tendrían razón de ser sólo si los socialistas se decidieran a dar el paso hacia adelante, presentándose ante los electores abiertamente contra la Democracia Cristiana y pidiendo a favor de la alternativa progresista o de izquierdas.Pero todo hace pensar que el Partido Socialista no escuchará ni a Mita ni a Berlinguer y que se presentará a los electores pidiendo votos simplemente para crecer, y de este modo poder abrir las púertas en este país a una alternativa que vea a los socialistas con una fuerza suficiente para poder condicionar a la Democracia Cristiana y pedir, si fuera necesario y posible la presidencia del Gobierno, por primera vez en la historia de este país, para un socialista.

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