Algo más que una crisis

Todo lo que ha sucedido y está sucediendo en la política y en la economía de los países occidentales no es una crisis de la que se sale más o menos de la noche a la mañana, sino un período histórico que ha provocado, con rotundas transformaciones, la ruptura de los equilibrios básicos entre Norte y Sur, Este y Oeste, países ricos y países pobres, Gobiernos de derechas y Gobiernos de izquierdas.Desde hace varios años, la OCDE viene constatando un crecimiento económico mínimo -prácticamente cero- incluso en las economías mundiales más sólidas. Cerca de treinta millones de parados en el conjunto ...

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Todo lo que ha sucedido y está sucediendo en la política y en la economía de los países occidentales no es una crisis de la que se sale más o menos de la noche a la mañana, sino un período histórico que ha provocado, con rotundas transformaciones, la ruptura de los equilibrios básicos entre Norte y Sur, Este y Oeste, países ricos y países pobres, Gobiernos de derechas y Gobiernos de izquierdas.Desde hace varios años, la OCDE viene constatando un crecimiento económico mínimo -prácticamente cero- incluso en las economías mundiales más sólidas. Cerca de treinta millones de parados en el conjunto de los veinticuatro países miembros de la organización; Estados que se declaran en suspensión de pagos; reducción del comerció mundial, y balanzas de pagos en situaciones límites, componen desde hace años un panorama que va más allá de lo que tradicionalmente se entiende por crisis.

Absorber el paro actual puede .ser una tarea de dos décadas, si es que el modelo de crecimiento económico occidental puede ser reparado para que siga funcionando, aunque sea "a trancas y barrancas", con un simple abaratamiento del precio del petróleo. En caso contrario, mantener a esa población sobre la base de seguros de desempleo, jubilaciones o marginación definitiva va a llevar a una ruptura global del modelo de sociedad occidental.

La fuerza política de "los sin trabajo" puede no ser mucha a nivel internacional como para representar un peligro político, sobre todo si encuentran refugio en las economías sumergidas". Pero a niveles, nacionales es indudable que puede ser un desestabilizador social dé primera magnitud. De la proletarización de los obreros mal pagados a la rebelión de los parados sin esperanza puede haber sólo un paso. Y aquí sí que son necesarias las soluciones políticas para que no se produzcan las decisiones militares o policiales que la dramática situación de millones de hombres y mujeres están sufriendo en tina sociedad cuyo entorno, paradójicamente, sigue ofreciendo el consumismo como panacea y el bienestar como meta, como si estuviéramos a punto de salir de la crisik.

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10 de marzo

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