La LOAPA, aún

El Correo CatalánLas posturas encontradas en torno a la LOAPA fueron, antes de las elecciones, un factor de notable crispación política en Cataluña. Sin embargo, pasados los meses, parece que el tema ha entrado en un aletargamiento absoluto que promete ir para largo: el presidente del Tribunal Constitucional ha anunciado que la deliberación sobre los recursos contra la LOAPA se aplaza hasta que se produzca la designación del tercio de magistrados que debe realizar el Congreso.Es curioso ver cómo una cuestión que en un momento dado puede levantar polémicas enormes -tal vez incluso sentimentalme...

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El Correo CatalánLas posturas encontradas en torno a la LOAPA fueron, antes de las elecciones, un factor de notable crispación política en Cataluña. Sin embargo, pasados los meses, parece que el tema ha entrado en un aletargamiento absoluto que promete ir para largo: el presidente del Tribunal Constitucional ha anunciado que la deliberación sobre los recursos contra la LOAPA se aplaza hasta que se produzca la designación del tercio de magistrados que debe realizar el Congreso.Es curioso ver cómo una cuestión que en un momento dado puede levantar polémicas enormes -tal vez incluso sentimentalmente exageradas-, pasa a no mover ningún tipo de polémica, sin que en realidad se haya modificado nada. Porque tanto si la LOAPA era, como decían sus promotores, una especie de panacea autonómica como si era, como decían sus detractores, un tijeretazo a las autonomías, lo sigue siendo en la actualidad. Y no deben estar muy convencidos los promotores de la ley de sus excelencias cuando pw recen tomarse con tanta filosofía los plazos -también los plazos políticos- hasta su aplicación.

Ya se sabe que las polémicas largas cansan. Que es imposible sostener por mucho tiempo una campaña de apoyo o de crítica a algo que no se modifica, que permanece aparcado. El Gobierno vasco ha manifestado ya su recelo, tal vez desde una posición excesivamente cerrada: Mario Fernández ha dicho que sólo entenderían una sentencia que determinase que la LOAPA es ilegal. Lo que es cierto es que todo el problema se mantiene pendiente, sin resolverse, congelado. Si hay amenaza, la amenaza sigue estando ahí. Y es peligrosa esta táctica dilatoria que desarticula toda posibilidad de una disensión continuada por parte de la opinión pública. Si lo que se quiere es que no haya oposición a la LOAPA, que se evite con el convencimiento. No con el cansancio.

27 de febrero

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