Crédito de mil millones de dólares para Yugoslavia

Yugoslavia podría recibir en fecha próxima del Banco Internacional de Pagos, con sede en Basilea, un crédito de mil millones de dólares (125.000 millones de pesetas) destinado a proporcionar liquidez inmediata a este país socialista no alineado, que en la primera mitad de 1983 tendrá que pagar más de 2.000 millones de dólares en concepto de amortización y servicio de una deuda exterior de unos 20.000 millones de dólares. Son precisamente los primeros seis meses del año los de mayor sequía en divisas para una economía yugoslava que recibe el acopio de su cosecha turística a fi...

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Yugoslavia podría recibir en fecha próxima del Banco Internacional de Pagos, con sede en Basilea, un crédito de mil millones de dólares (125.000 millones de pesetas) destinado a proporcionar liquidez inmediata a este país socialista no alineado, que en la primera mitad de 1983 tendrá que pagar más de 2.000 millones de dólares en concepto de amortización y servicio de una deuda exterior de unos 20.000 millones de dólares. Son precisamente los primeros seis meses del año los de mayor sequía en divisas para una economía yugoslava que recibe el acopio de su cosecha turística a finales de agosto, junto con importantes incrementos de las remesas de emigrantes.El Banco Central yugoslavo intentó anteriormente sin éxito obtener plazos de una duración superior a los que acostumbra a conceder el Banco Internacional de Pagos. La perentoria situación de Brasil obtuvo prioridad absoluta y ahora se está tratando de un préstamo de 750 millones de dólares para Argentina. El caso yugoslavo volverá a verse en Basilea la semana próxima, en presencia del representante del Banco Central yugoslavo.

Con el apoyo de las instituciones financieras occidentales más importantes, Suiza es el país encargado de gestionar la ayuda crediticia a Yugoslavia. Desde hace días, paralelamente a la reunión mensual del Banco Internacional de Pagos, se rumorea en medios extranjeros de la capital yugoslava sobre la posibilidad de una nueva devaluación del dinar que, de producirse, no pasaría del 10% inicialmente.

La divisa yugoslava seguiría flotando a merced de los resultados de la balanza comercial.

Una nueva devaluación del dinar, acompañada de estrictas medidas de contratación del consumo, los precios y los salarios, podría hacer posible que Yugoslavia remontara el duro bienio de austeridad que ya ha iniciado, de no producirse un temido frenazo en la producción (por falta de materias primas importadas) o en la productividad (en ausencia de los alicientes salariales y de competitividad que mueven el sistema de autogestión).

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