Enfrentamiento entre padres de alumnos del colegio nacional Ortega y Gasset

Un grupo de padres del colegio nacional Ortega y Gasset, de la calle Orense, 87, se ha negado a pagar las clases a los profesores de educación física contratados por la Asociación de Padres de Alumnos, ya que consideran que los gastos deben ser sufragados por el Ministerio de Educación.

Este hecho, que habitualmente se produce en los colegios nacionales madrileños, ha enfrentado a los padres de alumnos de forma considerable, hasta el punto de que los alumnos que no abonan el precio estipulado por la APA no pueden asistir a las clases de gimnasia.

Las clases de educación físic...

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Un grupo de padres del colegio nacional Ortega y Gasset, de la calle Orense, 87, se ha negado a pagar las clases a los profesores de educación física contratados por la Asociación de Padres de Alumnos, ya que consideran que los gastos deben ser sufragados por el Ministerio de Educación.

Este hecho, que habitualmente se produce en los colegios nacionales madrileños, ha enfrentado a los padres de alumnos de forma considerable, hasta el punto de que los alumnos que no abonan el precio estipulado por la APA no pueden asistir a las clases de gimnasia.

Las clases de educación física, al igual que el resto de las asignaturas de EGB, cuando se trata de un centro nacional, como el Ortega y Gasset, han de ser sufragadas por el Ministerio de Educación, según confirmó a EL PAIS el inspector de zona de este Departamento, José María de Marcos, quien aseguró que en la mayoría de los centros de EGB existe el mismo problema por la falta de profesores de esta materia.

El enfrentamiento entre los distintos padres del colegio comenzó cuando, ante el hecho de que las plantillas de profesores del Ministerio no cuentan con el número suficiente de ellos para cubrir todas las plazas vacantes, la Asociación de Padres decidió, por su cuenta, la contratación de varios profesores.

La clase semanal de educación física organizada por las Asociación de Padres de Alumnos del Ortega y Gasset -a un precio total de quinientas pesetas- se impartió el pasado curso, a pesar de que una minoría de padres se negó a pagar la cuota.

Al comienzo de este nuevo año escolar, la Asociación de Padres se propuso ampliar de una a dos clases semanales -como ordena el Ministerio-, así como a contratar a una celadora para que se ocupara de las pequeñas lesiones cotidianas y de preparar y recoger todo lo necesario para las clases.

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El precio aumentaba hasta un total de 3.150 pesetas por niño. La decisión se tomó, como siempre, en asamblea, y, como siempre, tan sólo acudió una minoria.

Suspensión de las clases

A mediados del mes de noviembre, más de la mitad de los padres no había pagado el primer plazo, y la APA, como medida de presión, suspendió la educación física durante una semana y uno de sus miembros recorrió las clases recordando a los niños la necesidad de pagar. Aunque la medida surtió efecto y la mayoría de los padres pagó, lo cierto es que algunos de los padres denunciaron lo que llegaron a denominar "un principio de privatización de la enseñanza pública".

"Estoy de acuerdo en participar económicamente para ayudar a los profesores de educación fisica", dice uno de los padres, "pero no a pagar la clase, sino a intervenir en un contencioso. Si se sufraga la clase, debe ser fuera de las cinco que, ya sufraga el Ministerio". También califican de "atropello" y "cacicada" la actuación de la APA, que, no atreviéndose con el Ministerio, ha impuesto su voluntad a los padres y se dedica a " mentalizar a los alumnos de que lo que su padre hace no está bien".

"Nosotros", manifestó Jaime Suero, vicepresidente de la APA, "esperamos que estas lagunas sean subsanadas, pero, entre tanto, y como mal menor, organizamos estas clases, ya que no queremos que nuestros hijos se queden sin ellas". El director del colegio, por su parte, puntualizó que, "además, se ofrece una serie de becas a los alumnos cuyos p adres se encuentran en difícil situación econóniica". La dirección del colegio impuso como condición que no se discriminara a ningún niño. Sin embargo, ante el cariz que tomaron los acontecimientos, se vio obligada a separar a los que no pagaban, dejándolos en las clases, por lo que se originó el actual enfrentamiento.

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