Reportaje:

Amenaza para la industria corchera española

Lisboa obtuvo del anterior Gobierno un principio de acuerdo para eliminar aranceles en sus exportaciones a España

La industria corchera española asentada principalmente en las comarcas gerundenses del Baix Empordá y La Selva sufrirá un serio revés si Portugal consigue ratificar el principio de acuerdo alcanzado con las anteriores autoridades comerciales españolas, por el que se suprimiría el arancel del 30%, vigente para las exportaciones de productos manufacturados portugueses a España.Las conversaciones desarrolladas en los últimos meses afectaban en principio a cuatro sectores; conservas, corcho, electrodomésticos y textil, pero las presiones de las organizaciones empresariales han logrado eliminar del...

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La industria corchera española asentada principalmente en las comarcas gerundenses del Baix Empordá y La Selva sufrirá un serio revés si Portugal consigue ratificar el principio de acuerdo alcanzado con las anteriores autoridades comerciales españolas, por el que se suprimiría el arancel del 30%, vigente para las exportaciones de productos manufacturados portugueses a España.Las conversaciones desarrolladas en los últimos meses afectaban en principio a cuatro sectores; conservas, corcho, electrodomésticos y textil, pero las presiones de las organizaciones empresariales han logrado eliminar del paquete negociador a los productos de los dos últimos grupos.

Portugueses privilegiados

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La liberalización de las exportaciones del país vecino dejará a los industriales españoles en clara inferioridad competitiva, ya que las explotaciones portuguesas gozan de un trato privilegiado por la Administración de aquel país, que destina continuas subvenciones tanto, para el mantenimiento de sus bosques como para fomentar la exportación. Pero, sobre todo, la ventaja más significativa deriva del bajo nivel salarial del sector portugués, tres veces inferior al español. La firma del acuerdo situaría a la industria española, que emplea a unos 3.000 trabajadores, en una grave coyuntura, al cerrarse la única vía de posible expansión del sector, ya que en el mercado exterior debe competir en clara desventaja con respecto a Portugal. Desde que Portugal consiguió en 1976 la franquicia absoluta de sus exportaciones a la Comunidad Económica Europea, sus ventas a los diez se han incrementado sensiblemente a costa de España, que ha quedado en manifiesta inferioridad al tener que afrontar todavía una tasa del 13% por derechos aduaneros. A pesar de ello, el ritmo de las exportaciones españolas se ha mantenido ascendente, apoyándose sobre todo en la elevada calidad de algunos de sus productos, como los tapones de vino y champán, y en la oferta de nuevas manufacturas a base de aglomerados.

Gerona, líder exportador

Ello ha permitido alcanzar un volumen de ventas al exterior superior a los 5.000 millones de pesetas anuales en los últimos ejercicios, lo que representa la mitad del valor de la producción total. Durante los ocho primeros meses de 1982, las exportaciones del sector alcanzaron los 3.257 millones de pesetas. De este total, las partidas más importantes han sido el corcho en plancha, con 1.097 millones de pesetas; los tapones corrientes, con 647 millones y los tapones de champán, con 539 millones.

Significativamente, Portugal es el mayor importador de planchas de corcho para su posterior elaboración. En tapones de champán, Francia sigue encabezando la lista de países compradores, seguida de Estados Unidos y u de la República Federal de Alemania.

El grueso de las exportaciones procede de las comarcas gerundenses, que en 1981 situaron en el exterior un volumen de producción valorado en 3.076 millones, lo que supone un importante incremento en relación a los 2.432 millones del año anterior. Sin embargo, a pesar de este aumento, las manufacturas suberícolas que tradicionalmente ocupaban el primer lugar en las exportaciones de esta provincia, han pasado en 1981 a segundo término, precedidas por las máquinas y artefactos mecánicos.

Los industriales consideran inaceptable la posición mantenida por el Gobierno anterior "que pretendía satisfacer a Portugal haciendo concesiones en el mercado del corcho para compensar así el desequilibrio de la balanza de pagos favorable a España en un proporción de cinco a uno, y, al mismo tiempo, intentaban quitar hierro a las tensas negociaciones pesqueras".

Algunos empresarios del sector han informado a la Administración de la existencia de "importaciones portuguesas fraudulentas de todos los productos de corcho en general, a precios excepcionalmente rebajados".

Estas prácticas irregulares, que ya se habían registrado en el pasado, han adquirido un incremento preocupante en la actualidad. "Lo peor", señalan estas fuentes, "son las trabas que ha puesto la propia Administración para obtener la información necesaria que permita denunciar estas actividades".

Los fabricantes de tapones temen una avalancha de mercancías portuguesas dirigidas especialmente hacia la Rioja, región que en los últimos años ha generado una fuerte demanda de tapones de vino, principalmente, al desarrollar una elaboración más cuidada de sus caldos.

La política forestal

La práctica totalidad del corcho que se utiliza en Gerona para la elaboración de tapones procede de las reservas forestales de Andalucía y Extremadura.

Los bosques catalanes han sufrido un profundo deterioro por falta de rentabilidad y consiguiente abandono. En este sentido, se ha dejado sentir la falta de una política de protección forestal que debería haber estimulado la limpieza de los bosques e impedido que las sacas de corcho se realizasen cada seis o siete años en lugar de los nueve necesarios para producir la calidad exigida por la industria taponera.

Actualmente, el 80% de la producción catalana se destina a la fabricación de aglomerados, lo que revela la escasa calidad suberícola de los alcornoques catalanes.

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