En el pueblo más católico del mundo

En realidad, el Papa sólo estuvo diez días en España. El que a tantos españoles les pareciera un mes o incluso más se debe a la extraordinaria laboriosidad de Juan Pablo II, con cuatro o cinco actos en tres ciudades distintas por día, y al bienintencionado celo con el que la televisión estatal y muchas emisoras de radio transmitieron cada palabra y cada paso del Papa en su tierra. (...)Algunos miembros de la Iglesia, y algunos políticos han criticado no tanto la exhaustividad de las informaciones corno las exageraciones y las crónicas insoportables por su incondicionalidad. Esta forma de prese...

En realidad, el Papa sólo estuvo diez días en España. El que a tantos españoles les pareciera un mes o incluso más se debe a la extraordinaria laboriosidad de Juan Pablo II, con cuatro o cinco actos en tres ciudades distintas por día, y al bienintencionado celo con el que la televisión estatal y muchas emisoras de radio transmitieron cada palabra y cada paso del Papa en su tierra. (...)Algunos miembros de la Iglesia, y algunos políticos han criticado no tanto la exhaustividad de las informaciones corno las exageraciones y las crónicas insoportables por su incondicionalidad. Esta forma de presentar a la Iglesia sólo puede ser perjudicial para el catolicismo en España. Las fuertes -y normalmente minúsculas- protestas de algunos grupos marginales, como las feministas, los homosexuales o los anarcosindicalistas, eran esperadas, pero adquirieron mayor peso al no aparecer más que -en unos pocos diarios una crítica fundada en criterios teológicos. El diario liberal EL PAIS creía al principio de la visita del Papa haber detectado deficíencias científicas en el discurso de Wojtyla sobre el místico español Juan de la Cruz, y se lamentaba de que ese trabajo hubiera sido traducido ahora, ya que sólo podía resultar perjudicial para la imagen del Papa y de la Iglesia. (...)

9 de noviembre