La revisión salarial en México, por debajo de las peticiones sindicales

Los esfuerzos de los líderes sindicales mexicanos por no deteriorar aún más la situación económica de su país se han traducido en un aplazamiento de diez días de la convocatoria de huelga existente y que afectaría a cerca de 30.000 empresas.

Aunque los aumentos salariales solicitados eran del 50%, las negociaciones continúan y la no celebración de ese movimiento huelguístico se enmarca dentro de la voluntad de no romper las conversaciones.

La exigencia inicial de la Confederación de Trabajadores Mexicanos (CTM), que agrupa a cuatro millones de asalariados, consistía en un aum...

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Los esfuerzos de los líderes sindicales mexicanos por no deteriorar aún más la situación económica de su país se han traducido en un aplazamiento de diez días de la convocatoria de huelga existente y que afectaría a cerca de 30.000 empresas.

Aunque los aumentos salariales solicitados eran del 50%, las negociaciones continúan y la no celebración de ese movimiento huelguístico se enmarca dentro de la voluntad de no romper las conversaciones.

La exigencia inicial de la Confederación de Trabajadores Mexicanos (CTM), que agrupa a cuatro millones de asalariados, consistía en un aumento del 50%.

Pero, de hecho, en los últimos días se han firmado unos 7.000 convenios sobre bases mucho más moderadas, y en muchos casos con reajustes de 1.500 pesos mensuales (2.400 pesetas), lo que viene a representar un 15%. del salario mínimo.

El líder de la CTM, Fidel Velázquez, ha reiterado que no desean ir a la huelga, pero que tampoco pueden aceptar que el poder adquisitivo de los salarios se vea mermado permanentemente por efecto de las fluctuaciones monetarias.

Como muestra de buena voluntad, incluso se ha mostrado dispuesto a renunciar a sus exigencias en materia de salarios a cambio de un compromiso empresarial de mantener los precios estables al nivel que tenían el 1 de septiembre.

Oposición patronal

La organización patronal se muestra reacia a alcanzar un acuerdo sobre estabilidad de precios, ya que los salarios constituyen una componente mínima frente a otras variables como la importación de bienes de equipo, que sufre alzas permanentes por la devaluación del peso.Fidel Velázquez ha tenido buen cuidado en señalar que bajo ningún concepto puede hablarse de una huelga general, pero los efectos sobre la vida civil serían similares, ya que la mayoría de las grandes empresas están amenazadas con el paro, incluyendo las firmas estatales PEMEX, Altos Hornos de México, teléfonos, Comisión Federal de Electricidad, Servicios Aeroportuarios y Líneas Aéreas.

Los sindicatos independientes prefieren, en cambio, plantear la reivindicación salarial en términos de huelga general, ya que a su juicio ésta es la única fórmula que puede permitir un reajuste único e igual para todos.

En su opinión, la organización sindical CTM trata de mantener el movimiento reivindicativo a nivel de empresas, ya que con esto resta capacidad de negociación a los trabajadores.

Hasta el momento presente ha sido la patronal, sobre todo en el sector de la industria, la que parece menos preocupada por unas huelgas eventuales que en muchos casos aliviarían su situación económica, ya que con una demanda interior fuertemente contraída y sin canales de exportación, se encuentra con sus almacenes abarrotados de productos a los que no pueden dar salida. Y las perspectivas de cambio de tendencia no están claras para la mayor parte de los expertos.

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