Subidas históricas y récord en las cotizaciones de la Bolsa de Nueva York

"Récord histórico de contratación superado. Cambios máximos del año en 430 valores. El Dow Jones (índice de los treinta valores industriales más importantes) está en la cota máxima de los últimos catorce meses". Este cable, que se recibía en las salas de arbitraje de las capitales financieras más importantes del mundo a última hora de la tarde del pasado jueves, día 7, coincidiendo con el cierre del mercado de valores neoyorquino, hacía palidecer a más de un experto en finanzas internacionales.

Los habanos y los cigarrillos Peter Stuyvesant fueron olvidados en sus ceniceros de Hong-Kong...

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"Récord histórico de contratación superado. Cambios máximos del año en 430 valores. El Dow Jones (índice de los treinta valores industriales más importantes) está en la cota máxima de los últimos catorce meses". Este cable, que se recibía en las salas de arbitraje de las capitales financieras más importantes del mundo a última hora de la tarde del pasado jueves, día 7, coincidiendo con el cierre del mercado de valores neoyorquino, hacía palidecer a más de un experto en finanzas internacionales.

Los habanos y los cigarrillos Peter Stuyvesant fueron olvidados en sus ceniceros de Hong-Kong, Londres, Tokio o Singapur, mientras los broker (especialistas en la intermediación financiera) iniciaban una actividad febril para intentar recomponer, a toda prisa, la estructura de las inversiones de sus clientes. El dólar había sido desbancado en las expectativas de los principales expertos en los mercados financieros internacionales. Su papel había sido retornado parcialmente por los metales preciosos -y más concretamente el oro, cuyos precios alcanzaban unas cotas prácticamente olvidadas- y por los activos mobiliarios de renta variable.La previsión de que las autoridades monetarias norteamericanas abandonarían el estricto control sobre las disponibilidades líquidas del sistema y comenzarían a facilitar dinero barato a una economía muy débil, con lo que las empresas podrían obtener un respiro, y una situación financiera que comenzaba a ser angustiosa para numerosas compañías, podría trastocarse por unas posibilidades de nueva inversión y relanzamiento, fue recibida por los operadores de Wall Street con grandes síntomas de optimismo, que se traducían en una desesperada demanda de acciones que colapsaba el ordenador central de la Bolsa neoyorquina. Hasta tal punto que las posiciones de los distintos valores eran facilitadas con más de media hora de retraso, según reconocía el propio informe de Shearson American Express, uno de los intermediarios con mayor implantación a nivel internacional.

Máximas históricas del dólar

Esta situación se planteaba muy pocos días después de que el dólar hubiese tocado sus puntos máximos históricos en los mercados de divisas de las principales plazas financieras de Europa. El precio de venta, al cierre oficial de la divisa norteamericana en Madrid, a mediodía del pasado martes, alcanzaba un punto que pasará a la pequeña crónica de estos mercados: 115,270.Hasta entonces, sólo algún que otro iluminado había sido capaz de avanzar la hipótesis de que el presidente Reagan aceptase reconsiderar sus ofertas electorales hasta el punto de propiciar una baja en los tipos de interés activos a corto plazo de las principales entidades de crédito del sistema norteamericano.

Sin embargo, una declaración de Henry Kaufman -una especie de abate de los inversores norteamericanos, que tiene instalado su cuartel general en las soleadas playas de Florida-, realizada el pasado miércoles, fue capaz de generar un drástico giro en las expectativas del mercado. A pesar del importante peso específico que tiene Kaufman en el mundo financiero estadounidense, no es lógico que unas simples declaraciones suyas hiciesen cambiar bruscamente el signo de las inversiones de los principales financieros mundiales.

La convicción de que la política económica radicalmente liberal, que había acometido la Administración Reagan desde el comienzo de su mandato presidencial, resultaba difícilmente sostenible, estaba calando muy hondo en la mente de los principales inversores institucionales. El toque de atención lo constituyó el anuncio de la revisión de la política de reducciones fiscales, que había constituido uno de los principales elementos de la campaña electoral republicana y que le había aportado un apreciable caudal de votos entre las clases acomodadas.

A partir de este momento, y según expresión de un cualificado intermediario financiero responsable de las operaciones de su compañía en la Península Ibérica, "sólo era una cuestión de tiempo el que los republicanos tuviesen que corregir las líneas maestras de su programa económico. La demanda interna en Estados Unidos está tan débil que las empresas presionarán para reactivar. Los indudables logros que han conseguido los economistas de Reagan en el terreno del comercio exterior únicamente son capitalizables por las grandes compañías exportadoras. La mayor parte de los empresarios norteamericanos dirigen sus producciones al mercado interior, y éste se ha visto muy afectado por la recesión. Además, están las elecciones para la renovación de un tercio del Senado y, lógicamente, se va a producir un cierto relanzamiento económico".

Todos estos bruscos movimientos se vieron acompañados por un descenso en los tipos de interés que cobran los bancos norteamericanos más importantes a sus principales clientes por los créditos que les conceden (prime rate). El 13% se constituyó la pasada semana en el tipo básico de estas operaciones, descendiendo medio punto sobre su posición anterior.

La atracción de los metales preciosos

Estas reducciones en las tasas de interés han sido las causantes directas de la pérdida de atractivo de las inversiones en dólares para los inversores internacionales. Sin embargo, como aún no está muy claro que la economía estadounidense vaya a ser capaz de relanzarse de forma inmediata, los especialistas decidieron cubrir una parte de sus riesgos adquiriendo metales preciosos. Por eso los precios del oro han protagonizado un importante incremento, casi paralelo al del mercado de acciones

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