La policía francesa elabora un plan para hacer frente a la ola de atentados

Durante las últimas 48 horas, un consejo policial reunido en París ha elaborado un plan, mantenido secreto, destinado a hacer frente al reto terrorista internacional. Los seis atentados cometidos la semana pasada en la capital (un muerto y diecisiete heridos) preocupan a las autoridades y a la población de este país. Sobre el origen de esos sucesos las pistas son múltiples, pero la confusión es irritante. Vuelve a hablarse de acuerdos secretos no cumplidos entre algunos grupos terroristas y los Gobiernos franceses de los últimos años. La violencia política se manifiesta de nuevo.

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Durante las últimas 48 horas, un consejo policial reunido en París ha elaborado un plan, mantenido secreto, destinado a hacer frente al reto terrorista internacional. Los seis atentados cometidos la semana pasada en la capital (un muerto y diecisiete heridos) preocupan a las autoridades y a la población de este país. Sobre el origen de esos sucesos las pistas son múltiples, pero la confusión es irritante. Vuelve a hablarse de acuerdos secretos no cumplidos entre algunos grupos terroristas y los Gobiernos franceses de los últimos años. La violencia política se manifiesta de nuevo.

La explosión de anteayer en París en el pub Saint Germain, donde resultaron heridas leves dos muchachas españolas, fue reivindicado, como el del café de la plaza de Saint Michel, también la semana última, por el grupo Orly, un movimiento armenio autónomo, parece ser, porque ayer varias organizaciones armenias desaprobaron el atentado.Entre estas últimas figura el Ejército Secreto Armenio para la Liberación de Armenia (ASALA), que es el movimiento más numeroso y se cree que el más representativo. Al día siguiente de la explosión (quince heridos) de la plaza de Saint Michel, un portavoz del ASALA aprobó la acción del grupo Orly, pero al día siguiente otro portavoz lo condenó. Ahora el ASALA, como otras organizaciones armenias, se desolidarizan del atentado del pub. A su vez, el ministro francés del Interior, Gaston Defferre, declara que él no excluye la posibilidad de que la autoría de esos atentados y de la del que destruyó el piso en el que había vivido Regis Debray, el consejero del presidente François Mitterrand, sea en todos ellos obra de la extrerna derecha francesa.

Lo expuesto no es más que un índice de los inexplicables y tortuosos meandros que tejen lo que aquí se denomina el terrorismo externo, del que Francia ahora, tras unos meses de tregua, vuelve a sufrir las consecuencias. Un hecho es cierto: en septiembre de 1981 fueron encarcelados cuatro militantes armenios que participaron en una operación de rehenes efectuada en la Embajada turca de París. Desde entonces las relaciones entre el Gobierno galo y la colonia armenia en Francia (300.000 personas) se han degradado.

Este deterioro de lazos Gobierno-armenios podría explicar el origen de los atentados, pero no existen pruebas consistentes por ahora. La semana pasada otro supuesto responsable armenio en Beirut (200.000 armenios en Líbano) afirmó que existían acuerdos tácitos entre las autoridades francesas y el ASALA, pero que habían sido rotos por las primeras. Y esto habría provocado las explosiones "de hoy y las posibles de mañana".

Los 'acuerdos secretos'

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Los acuerdos secretos entre el Gobierno de París y algunos movimientos terroristas internacionales es una serpiente de mar que aparece y desaparece con regularidad. Ahora la falta de pistas seguras que expliquen el origen y las motivaciones de la ofensiva del plástico de la semana pasada vuelve a acreditar esa tesis.De todas maneras, nunca nadie explícitamente ha podido probar la verosimilitud de unos acuerdos que cada cual considera difícilmente realizables. Por el contrario, nadie duda que existen contactos indirectos entre los responsables oficiales y los movimientos clandestinos. Tal es el caso con ETA Militar.

Las autoridades políticas y policiales de este país se encaran hoy no sólo a la ola del terrorismo extemo, sino al despertar de la violencia interna. La llegada de la izquierda al poder en mayo de 1981 facilitó una tregua que parece terminada.

Los separatistas corsos del Frente Nacional de Liberación de Córcega (FLNC) respetaron esa pausa en espera de las medidas de descentralización, pero en lo, que va del año 1982 en la isla de belleza se han cometido 238 atentados. Los vascos, por superminoritarios, actúan menos, pero se mantienen, y la policía, según informes recogidos durante las últimas semanas, se manifiesta inquieta ante el potencial creciente de algunos grupos violentos de extrema izquierda.

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