Cartas al director

Un verbo sin malicia

Acusan ustedes a los militares argentinos de "no preveer la contundente respuesta británica" (EL PAIS, 15 de junio de 1982, página 2, col. 4). Esto no es justo. Ningún hispanoparlante puede preveer nunca nada; lo más que puede es prever.En mis días de estudiante, dos catedráticos, dos, ambos muy cultos y ambos hoy ex ministros, so lían despertarme con el chirrido de sus preveer, preveyó, preveyeron. Es el día de hoy, y en emisoras de radio, en RTVE, en varios medios escritos e incluso en un libro, el horripilante rechinar de este no-verbo me revive aquellas jamás vengadas vigilia...

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Acusan ustedes a los militares argentinos de "no preveer la contundente respuesta británica" (EL PAIS, 15 de junio de 1982, página 2, col. 4). Esto no es justo. Ningún hispanoparlante puede preveer nunca nada; lo más que puede es prever.En mis días de estudiante, dos catedráticos, dos, ambos muy cultos y ambos hoy ex ministros, so lían despertarme con el chirrido de sus preveer, preveyó, preveyeron. Es el día de hoy, y en emisoras de radio, en RTVE, en varios medios escritos e incluso en un libro, el horripilante rechinar de este no-verbo me revive aquellas jamás vengadas vigilias. Prever es un verbo sin malicia. Se conjuga como ver, no como proveer. Prever, previó, previeron. (Tuvo en otro tiempo Castilla veedores, pero, tampoco éstos veyeron nunca nada.)

Entre las innumerables estridencias del castellano que fluye de la Prensa cada día, ¿por qué tiene ésta tan pocos enemigos? Hagan algo, amigos. Háganlo por mí; o, al menos, por Quevedo. /

consejero comercial.

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