Cartas al director

Un párrafo de Vicent

No sé..., quizá sea inmiscuirme en la tan anhelada libertad de expresión, baluarte imprescindible de un Estado de derecho que apuesta valientemente por la libertad, pero quisiera condenar un párrafo rubricado por el popular escritor Manuel Vicent sobre una exquisita narración arótico-costumbrista que bajo el título de No sonrías a un desconocido aparece hoy en EL PAIS. El párrafo en cuestión dice así: "... y aquel subnormal sentado en una silla de ruedas, que sólo era un inmenso pedazo de carne bautizada, rebuznaba de placer cuando la chica le sonreía por misericordia... ".Recono...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

No sé..., quizá sea inmiscuirme en la tan anhelada libertad de expresión, baluarte imprescindible de un Estado de derecho que apuesta valientemente por la libertad, pero quisiera condenar un párrafo rubricado por el popular escritor Manuel Vicent sobre una exquisita narración arótico-costumbrista que bajo el título de No sonrías a un desconocido aparece hoy en EL PAIS. El párrafo en cuestión dice así: "... y aquel subnormal sentado en una silla de ruedas, que sólo era un inmenso pedazo de carne bautizada, rebuznaba de placer cuando la chica le sonreía por misericordia... ".Reconozco que no debiera sentirse herida mi sensibilidad por dicha descripción literaria... de no ser porque va precedida por una tipificación peyorativa de un barrio cualquiera y sus gentes más comunes. Incluso debo aceptar el perfil social y somático del personaje en cuestión, pero me resisto a aceptar el rebuzno: pues tal onomatopeya parece estar reservada a un privilegiado sector excusado por su ofuscación.

Espero no haber atentado contra la libertad de expresión, que animo desde mi humilde posición./

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En