"Eran terroristas", afirma el teniente coronel Castillo de las víctimas del 'caso Almería'

El teniente coronel Carlos Castillo manifestó ayer ante el tribunal que juzga el caso Almería que en el momento de los hechos estaba convencido de que los tres jóvenes que fueron detenidos por los servicios de la Guardia Civil en Roquetas, en la tarde del 9 de mayo de 1981, y que pocas horas después morirían acribillados a balazos en la carretera de Gérgal, eran terroristas, y que un año después sigue teniendo el mismo convencimiento.Pasa a la página 27...

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El teniente coronel Carlos Castillo manifestó ayer ante el tribunal que juzga el caso Almería que en el momento de los hechos estaba convencido de que los tres jóvenes que fueron detenidos por los servicios de la Guardia Civil en Roquetas, en la tarde del 9 de mayo de 1981, y que pocas horas después morirían acribillados a balazos en la carretera de Gérgal, eran terroristas, y que un año después sigue teniendo el mismo convencimiento.Pasa a la página 27

El acusador privado considera ilegal que los procesados vistan en la sala el uniforme de la Guardia Civil

Viene de la primera página

La manifestación del principal implicado en el caso Almería, que comparece a juicio con los otros dos guardias civiles procesados, su teniente ayudante Manuel Gómez Torres y el guardia civil conductor Manuel Fernández Llamas, a los que el fiscal acusa de delito de homicidio y el acusador. particular -en nombre de los padres de los tres jóvenes muertos, Luis Montero, Luis Cobos y Juan Mañas- de un delito de asesinato, fue hecha en respuesta a una pregunta del representante del ministerio fiscal relativa al atestado realizado por la Guardia Civil a las pocas horas de haberse producido los hechos.

A la pregunta de por qué en el atestado se afirmaba, en relación con los tres detenidos "descartándose que se trate de terroristas", el teniente coronel Castillo, que era jefe de la comandancia de la Guardia Civil de Almería en aquellas fechas y que estuvo al mando directo de toda la operación montada para la detención e identificación de las tres jóvenes víctimas, contestó: "No sé por qué se dice eso en el atestado. Yo creía entonces que los detenidos eran terroristas y ahora sigo teniendo el mismo convencimiento".

Antes, el fiscal había expresado su extrañeza por que no se hubiera realizado un atestado desde el mismo momento de la detención, a lo que el antiguo jefe de la comandancia de Almería respondió que se tenían datos confusos y contradictorios. El fiscal replicó que la obligación legal de realizar el atestado es independiente de que se den o no nombres supuestos o se aporten documentos falsos.

El juicio comenzó un poco más tarde de las 11 de la mañana ante un tribunal formado por cinco magistrados, y presidido por José Rodríguez, presidente de la Audiencia Provincial de Almería. Los procesados han comparecido ante el tribunal con el uniforme de la Guardia Civil lo que ha motivado que el acusador particular, Darío Fernández, plantee ante el tribunal la ilegalidad de este hecho, ya que la orden de 2 de febrero de 198 1, del Ministerio de Defensa, prohibe el uso del uniforme a los militares que comparezcan ante la jurisdicción ordinaria o autoridades civiles en calidad de presuntos responsables de delitos. El presidente del tribunal ha manifestado que esta cuestión será resuelta en el momento oportuno.

Cuando el Ministerio Fiscal se dirige por primera vez al principal procesado para manifestarle que relate su actuación, el teniente coronel Castillo vacila durante unos largos segundos y a continuación inicia su exposición. En el relato insiste una y otra vez en que cumplía órdenes superiores, que debía cumplirlas como militar y que su actuación con los detenidos se atuvo siempre a lo que la ley de enjuiciamiento criminal y la ley antiterrorista ordenan.

Sobre el punto concreto del supuesto traslado de los detenidos a Madrid, que habría ordenado la superioridad, el procesado manifiesta lo siguiente: "A las 4,20 de la madrugada recibo una llamada de la Jefatura del Estado Mayor de la Dirección General de la Guardia Civil para que traslade a los detenidos a Madrid. Debo obedecer y cumplir, como me ordena el reglamento del cuerpo y las reales ordenanzas. Pensé no obstante que debía comprobar algunos datos sobre los detenidos y pedí autorización para pasar por Gérgal, Manzanares el Real y Alcázar de San Juan. Me preparo para el traslado con la preocupación de la existencia de otro comando de ETA, del que desconozco todo. Debo procurar no llamar la atención y de no ser un blanco fácil. Para eso tengo que utilizar vehículos camuflados y particulares, por lo que decido que los detenidos fueran en su propio Ford Fiesta conducido por un número y al que acompañaba otro, con una metralleta".

"El coche hizo una maniobra rara"

Más adelante el procesado, que admite que nueve de los once guardia civiles que iban en la caravana formada por cuatro vehículos llevaban metralleta, relata que al llegar al punto kilométrico donde ocurrieron los hechos observó una extraña maniobra del Ford Fiesta en que iban los detenidos. "Veo", dice, "la salida del guardia Castro por la puerta izquierda y simultáneamente veo que cae el guardia Celoy, que iba en el asiento delantero, y que el coche Seat 127 que precedía al mío hace también una maniobra hacia la izquierda. Me doy cuenta de que los detenidos han hecho violencia para hacerse con la conducción del coche, veo que el coche donde van continúa en marcha y deduzco que los detenidos se escapan. Debo utilizar los medios de que dispongo para impedir la huída del vehículo. Inmediatamente me dí cuenta de que dada la posición en que estábamos no podríamos fallar en impedir la huída del coche de los detenidos, sin necesidad de producirles daño. La orden racional que dí, con la idea de que no podía lesionar a los ocupantes, fue la de 'fuego a las ruedas, que se escapan'. Terminada la acción de tirar sobre el coche percibo que a la vez que disparábamos se ha producido un fenómeno anómalo, que ha dado lugar a un cambio direccional del vehículo que huía. El vehículo cae. Fue una sorpresa, era de noche, lloviznaba. Se produce inmediatamente un fogonazo, una enorme llamarada, me dirijo rápidamente para intentar auxiliar a los ocupantes del vehículo. No pudimos hacer nada, porque, además, podría producirse una explosión". Posteriormente, el teniente coronel Castillo reconoció que los tres jóvenes iban esposados.

¿Juan Mañas no le dijo que era natural de la localidad almeriense de Pechina?. "No, nunca lo dijo". ¿Pero es normal realizar un traslado de detenidos en coches particulares? "Esto es muy normal en la Guardia Civil para que el servicio se haga con la debida discrección".

Pero en las primeras declaraciones de los guardias éstos dicen que usted dijo: "Fuego, que se escapan". Además hay múltiples disparos en todos los lugares del vehículo. ¿Cómo se explica eso? "Hubo un brusco giro de sentido direccional en el Ford Fiesta en el que iban ellos, y ese fenómeno anómalo explica lo que ocurrió".

En la sesión de la tarde comenzó el interrogatorio del mismo procesado por parte del acusador particular, Darío Fernández, que continuará a lo largo de la jornada de hoy.

En resumen, el procesado manifestó que los tres detenidos llevaban un DNI correspondiente a Luís Montero y un permiso de conducir correspondiente a Luis Cobos, pero que esos documentos no eran fiables.

¿Entonces, pese a que los detenidos le entregan documentos de identidad, pese a que la terminal de datos de la Dirección General de la Guardia Civil informa que son desconocidos, usted si,gue pensando que son los terroristas Mazusta y Bereziartua, como se indicaba en los télex que recibió? "Sí". Vió usted a los detenidos? "No". ¿Vió las fotografías de Mazullsta y Bereziartua? "No". ¿Y a pesar de ellos siguió creyendo que los jóvenes detenidos eran los terroristas buscados? "Sí". Pero ¿por qué? "Porque se había ¡iniciado un proceso de investigación realizado por personal de la Guardia Civil de Ciudad Real ajeno a nosotros. Los detenidos habían dado versiones muy diferentes. Se les habían encontrado dos armas de fuego debajo del asiento del coche y además la propia familia de Luis Cobos afirmó que éste estaba en su domicilio en esas fechas".

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