Tribuna:SPLEEN DE MADRID

Judíos, moros y cristianos

Lo de la España de las tres culturas -judíos, moros y cristianos-, por ser una tesis liberal de don Américo Castro, que explica la historia mediante la cultura y no mediante el economicismo, es modelo menos alarmista, y también muy eficaz, que podemos aplicar a la cartografía política resultante de la reyerta andaluza.Los judíos, hoy, naturalmente, serían los intelectuales (siempre en peligro de expulsión por lo fáctico/financiero), cuya cabeza visible en la tierra de nadie, el entrañable maestro José Luis Aranguren, acaba de escribir una teología/ ficción según la cual el apósto...

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Lo de la España de las tres culturas -judíos, moros y cristianos-, por ser una tesis liberal de don Américo Castro, que explica la historia mediante la cultura y no mediante el economicismo, es modelo menos alarmista, y también muy eficaz, que podemos aplicar a la cartografía política resultante de la reyerta andaluza.Los judíos, hoy, naturalmente, serían los intelectuales (siempre en peligro de expulsión por lo fáctico/financiero), cuya cabeza visible en la tierra de nadie, el entrañable maestro José Luis Aranguren, acaba de escribir una teología/ ficción según la cual el apóstol San Juan, "discípulo amado", es hijo de Cristo.

Ya digo que se trata de darle vueltas al poliedro de las Escrituras para sacarle nuevas luces. De todos modos, el papa Wojtyla no espera encontrarse en España este catolicismo otro, que va mucho más lejos que el anticristo de corbata Hans Küng. Esto sí que es sacarle una bayoneta al Papa. Los moros -sigo con mi rollo- son los artesanos, los gremiales, los alarifes, los sindicatos, los currantes y, más concretamente, los andaluces, morisma morisca, aristocracia mora que baja de Levante a Andalucía para votar Felipe y bajar los guarros de los minaretes. Por supuesto, no hemos pasado de don Américo Castro ni de Reyna Ysabel, salvo la escapada en solitario de Sergio y Estíbaliz, una historia mágica de España.

Andalucía es árabe y juanramoniana por arriba, morisca y socialista por abajo. Y eso no hay quien lo mueva, don Ferrer. En cuanto a los cristianos, nuevos o viejos, se empiezan a contar por el citado don Ferrer, más los nacionalcatólicos, Landelino Lavilla Alsina, Osorio, Calvo-Sotelo, Fragabarne, Rojas-Marcos, Soledad Becerril, Clavero Arévalo, Susanita Recortable y en este plan.

Como diría Antonio Gala, aquí, lo católico, si no queda corregido por lo cristiano, se pone muy borde. Y lo nacionalcatólico, de momento, parece incorregible. Las elecciones andaluzas han sido la penúltima batalla de la Reconquista (siempre queda otra, como siempre queda una penúltima copita de fino La Ina).

Y esta batalla la ha ganado la morisma morisca, más el alma de nardo socialista del árabe socialdemócrata Escuredo, que se le nota que es árabe en que tiene los ojos claros. Socialdemócrata, he dicho, el virrey de la taifa andaluza, o sea, que tampoco se encampanen los cristoempresarios ni los de la nacionalfinanza, que no les va a comer el pan de sus hijos. Presento en Barcelona el libro de Fernández-Ordóñez, con menos marcha que el señorito lo ha hecho en Madrid, y le digo que le están dando nombres bonitos a la revolución que no se puede hacer:

-La izquierda ha guardado la revolución en el armario- me dice Paco.

Bueno, pues no la va a sacar, entre otras cosas porque hay mucho lumpem andaluz que no tiene ni armario.

Tranquilos. Luis Gámir, ministro de Transportes, me da las gracias por un artículo que he hecho sobre el Pisuerga. El Pisuerga es mi río, el río de mi infancia, el río del presocrático escolar, del Heráclito niño que todos llevamos dentro, o sea, que no hay de qué darlas.

Si el Pisuerga bajó un día fascista hasta Valladolid (lo cuento en próximo libro), el Guadalquivir ha amanecido socialista por la Torre del Oro, donde se bañan los hijos del lumpem arabigoandaluz, "Merlines de cintura", como les viera el afedericado Federico. La revista Tiempo se planteaba previsoramente la sucesión de Felipe. Parece que el abogado laboralista y remoreno goza de buena salud electoral y de la otra. Judíos, moros y cristianos: intelectuales, izquierda y derecha, Las dos Españas son tres. UCD, desde el siglo XV, viene olvidándose del moro.

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