Los grupos armados también torturan, según Savater

La intervención del filósofo y escritor Fernando Savater en el ciclo de conferencias sobre la tortura, que organiza la facultad de Ciencias de la Educación de San Sebastián, ha acaparado el máximo interés entre los asistentes a estas jornadas, que finalizaron ayer noche. Savater, ante un público mayoritariamente joven y universitario que abarrotaba la sala, aludió, quizá por primera vez en estas jornadas, a la existencia de formas de tortura en la actuación de los grupos armados del País Vasco.Las palabras del filósofo y profesor de Etica de esta misma facultad marcaron un cierto contrapunto e...

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La intervención del filósofo y escritor Fernando Savater en el ciclo de conferencias sobre la tortura, que organiza la facultad de Ciencias de la Educación de San Sebastián, ha acaparado el máximo interés entre los asistentes a estas jornadas, que finalizaron ayer noche. Savater, ante un público mayoritariamente joven y universitario que abarrotaba la sala, aludió, quizá por primera vez en estas jornadas, a la existencia de formas de tortura en la actuación de los grupos armados del País Vasco.Las palabras del filósofo y profesor de Etica de esta misma facultad marcaron un cierto contrapunto en la semana sobre la tortura, en la que la mayoría de las intervenciones ha puesto unicamente el acento en denunciar las prácticas que se atribuyen a determinados aparatos del Estado.

En su conferencia, Fernando Savater puso de relieve la necesidad de la figura del mediador, un tercer elemento capaz de intervenir entre la víctima y el verdugo, como única forma de evitar las prácticas impunes de tortura. Según el filósofo, la tortura nace de la ideología y puede definirse como el intento de conseguir algo de alguien, por medio del dolor, con negación expresa de la intimidad de los valores propios de la persona. A su juicio, la práctica de torturas posee además un plano pedagógico: se provoca dolor al detenido para que aprenda. El verdugo tiene incluso una teoría sobre la necesidad de torturar al detenido, en base a razones u órdenes que le han sido suministradas por sus superiores.

La ética, según Savater, se niega radicalmente a aceptar el principio de Maquiavelo: "el fin justifica los medios", principio al que se aferran los gobiernos actuales y también muchos movimientos que se atribuyen papeles revolucionarios. La víctima, por otra parte, aparece siempre a los ojos de su torturador como alguien especialmente detestable, casi inhumano, con quien no tiene nada en común. En buena lógica, la tortura por tanto es más difícil de ejercer a medida que torturador y torturado poseen más aspectos comunes.

Al final de su intervención, Fernando Savater afirmó que en el supuesto de que el mundo estuviera dividido entre verdugos y víctimas, el hombre debería escoger el papel de víctima con tal de no ser verdugo. "Una víctima, eso sí, contestaría, levantisca, que no aceptará nunca su papel ni esa división de la sociedad", matizó el escritor.

La Semana sobre la Tortura culminó ayer con una mesa redonda en la que intervinieron el diputado Juan María Bandrés, Alvaro Reizabal, José María Rodríguez Erdozain y Eva Forest.

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