Cartas al director

Protesta universitaria

La entrada en debate parlamentario de la LAU ha hecho que recobre un interés informativo el tema de la universidad, que, por otra parte, nunca debería haber perdido. Consideramos que, si se ha de hablar de la universidad y de sus problemas, ha de ser desde dentro; es por esto por lo que nos ceñiremos a la facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación de Sevilla, de cuya triste existencia participamos, y en la que lo esperpéntico y el compadreo son la norma. Habiendo conseguido la magnífica gestión del equipo rector de esta facultad tan celebrados milagros.

1. Que, a pes...

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La entrada en debate parlamentario de la LAU ha hecho que recobre un interés informativo el tema de la universidad, que, por otra parte, nunca debería haber perdido. Consideramos que, si se ha de hablar de la universidad y de sus problemas, ha de ser desde dentro; es por esto por lo que nos ceñiremos a la facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación de Sevilla, de cuya triste existencia participamos, y en la que lo esperpéntico y el compadreo son la norma. Habiendo conseguido la magnífica gestión del equipo rector de esta facultad tan celebrados milagros.

1. Que, a pesar de no haber dinero para fotocopias y folios en los departamentos, se hayan conseguido los medios suficientes para los elevados menesteres que a continuación detallamos: la compra, en dos millones de pesetas, de la voluminosa obra en latín Patrística de la iglesia latina -de restringido uso, para investigaciones muy específicas, en las que se pueden consultar los ejemplares de la misma ya existentes en el fondo bibliográfico de esta universidad-, así como la construcción de un aula de grados, con su correspondiente refrigeración, enmoquetado, tapicería y mobiliario.

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2. Que, gracias a los criterios seguidos por la junta de contratación de esta facultad, se den estos insólitos hechos: que un profesor de reconocida solvencia intelectual y docente haya sido separado del ejercicio en la misma, habiendo sido ocupada su plaza por individuos de dudosa capacidad docente; el que algunos de estos profesores se permitan además el lujo de no impartir clases a voluntad, enviando las más de las veces extraños emisarios en su lugar; la contratación de un profesor residente en Madrid, que, hasta la fecha, tan sólo se ha acercado cinco veces a dar clase; el desplazamiento de profesores y aspirantes, con tesina terminada y experiencia docente, por otros que no reunían dichas condiciones. Esto nos lleva a pensar que priman las cuestiones de tipo personal e ideológico sobre las de competencia académica, que dan lugar a procedimientos y actitudes lesivas y antidemocráticas.

Por desgracia, lo aquí someramente descrito no constituye la excepción, sino la regla en la universidad española; a la que esta ley de Autonomía Universitaria en debate no ofrece salida; ya en ella se habla de todo menos de lo importante: transformar la universidad. /

y 211 firmar más de la facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación.

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