Moralidad pública y casos singulares

La necesidad de establecer la moralidad en la función pública es uno de los extremos sobre los que parece existir un acuerdo unánime entre todos los grupos parlamentarios. Sin embargo, cuando los socialistas comenzaron ayer a señalar con el dedo los varios sueldos del ex ministro Félix Manuel Pérez Miyares, y a insinuar el alto pluriempleo del vicepresidente de una Cámara o la percepción como miembro del Gobierno y como registrador de un ministro en ejercicio, desde UCD se pidió "no reducir a casos singulares" ajustados a la legalidad, la compartida conveniencia de moralizar. Alfonso Osorio (C...

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La necesidad de establecer la moralidad en la función pública es uno de los extremos sobre los que parece existir un acuerdo unánime entre todos los grupos parlamentarios. Sin embargo, cuando los socialistas comenzaron ayer a señalar con el dedo los varios sueldos del ex ministro Félix Manuel Pérez Miyares, y a insinuar el alto pluriempleo del vicepresidente de una Cámara o la percepción como miembro del Gobierno y como registrador de un ministro en ejercicio, desde UCD se pidió "no reducir a casos singulares" ajustados a la legalidad, la compartida conveniencia de moralizar. Alfonso Osorio (CD) acudió en irónico apoyo del centrista Antonio Vázquez Guillén para asegurar que no se pueden aceptar, sin corregirlos inmediatamente, tales casos singulares. Osorio reprochó a la izquierda su posición de "arrogante moralidad" frente a una supuesta "indecencia de la derecha". El socialista Francisco Ramos -que fué reprendido por el presidente de la Comisión cuando habló de corrupción- insistió en la necesidad de hacer gestos concretos para que la gente se crea las incompatibilidades, entre otros comenzar por regular desde ya las de los propios parlamentarios.

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